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WORKER’S FIGHT (Gran Bretaña)

El Brexit, mala telenovela

Sin duda estamos viviendo una época interesante… ¿o sería una época de farsa? En cuatro días tendrán lugar las llamadas “elecciones del Brexit”, o sea las terceras elecciones generales y la quinta votación nacional en cinco años, incluyendo las generales de 2015 y el referéndum del Brexit en 2016. Está claro que el interminable follón politiquero es la consecuencia de dicho referéndum, con la campaña xenófoba que lo acompañó. Tras ganar el Brexit (por sorpresa y con una mayoría muy corta), la tarea de arrancar al Reino Unido de una Unión Europea (UE) a la que lleva 40 años perteneciendo se fue convirtiendo en una pesadilla.

Cuatro veces se aplazó la fecha de salida porque el gobierno fracasó en cada tentativa de lograr el visto bueno del parlamento al pacto de divorcio negociado con la UE. La razón es que, en las elecciones de 2017, los conservadores sólo ganaron 317 de los 650 escaños. Cualquier voto en el parlamento requería un pacto con los 10 diputados unionistas demócratas de Irlanda del Norte, además del apoyo de cada diputado conservador. Ahora bien, con la división existente dentro del propio partido conservador, el gobierno perdió votos que contaban.

La aritmética parlamentaria le costó el ministerio a la ex primer ministra Theresa May. Tres veces rechazó el parlamento el acuerdo que ella había negociado con la UE para que el Reino Unido saliera el 29 de marzo. Se fijó otra fecha, el 31 de octubre, y Theresa May tuvo que dimitir.

En julio, Boris Johnson (una copia de Trump y campeón del Brexit) se convirtió en el nuevo primer ministro, prometiendo la salida de la Unión Europea para el día 31 de octubre, pasara lo que pasara. Pero decidió reanudar las negociaciones con la UE sólo en los últimos momentos, insistiendo en la amenaza de un “Brexit duro”, esto es, una salida sin acuerdo en el caso en el que la UE no aceptaría las exigencias británicas. Los diputados opuestos al Brexit contraatacaron proponiendo una ley que prohibiera el brexit sin pacto de divorcio. A esto respondió Johnson acusándolos de haber votado la rendición del Reino Unido a la Unión. Y cuando 21 diputados conservadores votaron dicha ley, Johnson los echó del partido, con lo cual debilitó su propia posición en el parlamento.

La ley lo obligaba, si no encontraba un acuerdo con la UE antes de finales de octubre, a extender el proceso del Brexit hasta el 31 de enero de 2020. Dijo Johnson que prefería “morir en una cuneta” que aplazar otra vez el Brexit. Dicho esto, Johnson suspendió la sesión parlamentaria para impedir que se atacara de nuevo a su gobierno, ahora más débil. Esa táctica no le salió bien, puesto que el Tribunal Supremo declaró ilegal la suspensión y lo obligó a reabrir el parlamento. En aquel momento, sólo quedaban unos días antes del 31 de octubre. Los diputados decidieron suspender el proceso de Brexit porque no les quedaba tiempo suficiente como para debatir del proyecto de pacto de divorcio presentado por Johnson. Así pues, sólo había una salida posible a esta situación: convocar elecciones anticipadas.

Maniobras politiqueras y ataques anti obreros

 La situación es la siguiente: tras haber perdido crédito durante los últimos tres años por los altibajos del Brexit, los principales partidos políticos multiplican promesas, acusaciones y mentiras, a modo de preparación para el voto del jueves 12 de diciembre. El partido conservador de Johnson encabeza las encuestas con su promesa de “terminar el Brexit”. Su partido ataca a Corbyn y lo presenta como un “peligroso marxista” y un “antisemita” porque un día tomó posición por el pueblo palestino, contra el Estado israelí.

La campaña electoral viene llena de amargura y calumnia y se desenvuelve en un ambiente de deterioro de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Los recortes empeoran las cosas. El salario medio real sigue bajo su nivel de 2008.

14,3 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza, o sea el 22% de la población, de los cuales 4,6 millones de niños. La crisis de la vivienda sigue empeorando; se evalúa que 726 personas sin techo murieron en la calle el año pasado. Las condiciones de trabajo también se deterioran.

En la industria automóvil, el Brexit sirvió para imponer despidos y periodos de paro a los trabajadores, así como más precariedad y más división entre obreros que hacen el mismo trabajo. En los supermercados se eliminaron 106.000 puestos de trabajo en los últimos tres años. Asda, la filial británica de los supermercados americanos Walmart, impone una degradación de las condiciones de trabajo, so pena de despido.

El servicio de correos privatizado, Royal Mail, quiere copiar las condiciones de trabajo de Amazon y eliminar 20.000 empleos. El 97% de los 120.000 trabajadores que participaron en una reciente consulta votaron la huelga, pero el patrón obtuvo una decisión jurídica contra la misma. Igualmente es probable que tenga lugar, aunque sea después de Navidades.

En cuanto a las elecciones anticipadas, dicen muchos obreros que no irán a votar. Con el Brexit, se han desvanecido muchas creencias acerca de las elecciones. Sin embargo, a algunos les hace ilusión la promesa laborista de volver a nacionalizar sectores económicos (aunque se den un plazo de 7 a 10 años…).

No podemos adelantar el resultado de las urnas. Lo único que se puede decir con certeza es que la situación se degrada y hay más rabia entre los trabajadores.

 

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