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Vietnam: el imperialismo norteamericano sigue matando

Los dirigentes estadounidenses rechazan todavía reconocer su responsabilidad en el envenenamiento de los suelos y en las enfermedades desarrolladas

El jueves 9 de agosto se celebró una ceremonia para lanzar la operación de limpieza en el perímetro del aeropuerto de Danang.  Desde esta base, durante la guerra del Vietnam, partían principalmente los aviones  y helicópteros que vertían el agente naranja, este potente defoliante que contiene  dioxina.

En 1961, el presidente Kennedy dio luz verde a su utilización, que tenía por objetivo destruir las selvas donde se escondían los combatientes vietnamitas. El objetivo era también emponzoñar los cultivos para obligar a los habitantes, sospechosos de abastecer a la guerrilla, a huir hacia las ciudades. Durante diez años, los pilotos estadounidenses esparcieron 80 millones de litros de este veneno sobre el suelo de Vietnam, de Laos y de Camboya. Y hoy, cerca de 40 años después de la retirada de los norteamericanos de Saigón, quedan más de un millón de personas sufriendo  las consecuencias del agente naranja: diabetes, cáncer, deformaciones congénitas.

Los dirigentes estadounidenses rechazan todavía reconocer su responsabilidad en el envenenamiento de los suelos y en las enfermedades desarrolladas.  Mientras las compañías norteamericanas que producían el agente naranja, como Monsanto y Dow Chemical, han terminado por indemnizar a 40.000 soldados estadounidenses al proponerles un acuerdo para evitar un proceso. Mientras,  el instituto de medicina de la Academia norteamericana de ciencias ha reconocido la relación entre el agente naranja y las leucemias, pero el gobierno estadounidense ni se plantea indemnizar a las víctimas vietnamitas. Eso sería reconocer con reticencias   los actos de barbarie cometidos contra todo un pueblo durante la guerra del Vietnam.

Con el agente naranja, los dirigentes norteamericanos no realizaron  solo su proyecto de entonces de “devolver al país a la edad de piedra”. Ellos hicieron todo para que allí nada volviese a brotar.  Tres generaciones más tarde, la población continúa estando envenenada.

por Gilles BOTI

Autor: Lutte Ouvrière

Traducción:  F.P.

Tomado de Kaos en la Red