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Un balance de este periodo

Una mayoría de gente, perteneciente a las clases trabajadoras y populares, se movilizó ante la crisis política y social abierta en 2008. El ciclo de movilizaciones describió un proceso que se desarrolló desde una perspectiva reivindicativa democrática con una crítica superficial del parlamentarismo. Pero estas reivindicaciones fueron evolucionando con medidas más profundas en la perspectiva de la clase obrera en cuanto las luchas de ésta se hizo presente. Esta mezcla se fue desarrollando hasta tener un mayor perfil social y obrero en las Marchas de la Dignidad. También hay que notar que la ausencia de una organización obrera con militantes que defendieran estas posiciones de clase y la debilidad de los grupos revolucionarios que se reclamaban de la clase trabajadora influyó en sus límites. De ahí que la decadencia de las movilizaciones de masas después de 2014 y las movilizaciones posteriores estuviera representada por la actividad electoralista y las ilusiones reformistas en Podemos. Las grandes movilizaciones posteriores fueron sectoriales, pensionistas, feministas…, sin el sentimiento unitario de las Marchas. Esto fue así puesto que la fuerza dominante en esos momentos eran las figuras públicas que se empezaron a conocer en esos años y que posteriormente fueron las cabezas visibles de lo que sería Podemos. Pero también tenemos que destacar que, como en cualquier movilización generalizada y en el auge de lucha de las clases trabajadoras, se operan cambios aumentando la militancia en los grupos revolucionarios que proponen un cambio social desde la raíz.

SI LA CLASE OBRERA INTERVIENE EN LAS MOVILIZACIONES PUEDE CAMBIAR LA SITUACIÓN SOCIAL

El ciclo de movilizaciones abiertas por el 15M fue la demostración de la incapacidad del sistema capitalista de resolver los problemas propios de su organización social y la reacción popular y obrera en lucha por una solución a sus problemas. Fue, además la demostración de la necesidad de organizar la militancia en las empresas y el mundo del trabajo y la constatación de que era posible hacerlo desde una perspectiva de crítica radical al sistema de producción y la posibilidad de explicar el socialismo o comunismo revolucionario. Y ya como hecho incontrovertible, y no meras palabras de un discurso, el fracaso actual del reformismo y oportunismo de Podemos incapaz de dar salida a la situación económica y social a los jóvenes y a las clases populares que se ven, diez años después, en peor situación que los años de la crisis de 2008.
Los procesos de movilizaciones parten en un principio de parte de la juventud universitaria e intelectual provenientes de las clases medias que ve su situación empeorar después de tres años de crisis. La protesta aparece dentro de un contexto internacional que permite entender a primera vista que algo empieza a cambiar y que las protestas no son espurias.
Ni la ruptura del “bipartidismo”, ni las elecciones primarias en los partidos han cambiado nada la sociedad. Como se ha demostrado el programa del 15M, expresado finalmente en Podemos, no ha solucionado los efectos de la crisis política y económica. La creencia de que un sistema político más democrático iba a solucionar los problemas de la “gente” como muchos creyeron fue una ilusión promovida por estos sectores de las clases medias intelectuales que nunca creyeron en la clase trabajadora. El ejemplo de SYRIZA en Grecia es similar y esclarecedor.
Sin embargo, la clase trabajadora cuando se movilizó y luchó introdujo exigencias que van más allá de las meras reformas parlamentarias y esto se expresa en la tríada reivindicativa de la Marchas de la dignidad, Pan, Trabajo y Techo.
Las ocupaciones de las viviendas vacías en manos de los bancos introducía un paso más que la simple dación en pago de la vivienda. Ponía en primer plano la naturaleza de la crisis capitalista y permitía explicarla: millones de viviendas vacías y miles de personas sin casa. Todo este proceso de luchas produjo estas posibilidades. Mediante la lucha y la organización asamblearia de la clase trabajadora y populares en ciertos barrios se desvelaba la realidad del sistema capitalista, sus crisis y las posibilidades para superarlo.
Este proceso movilizador del 15M basado en asambleas abiertas donde cualquiera podía tomar la palabra permitió que, sin solución de continuidad, se pudieran debatir reivindicaciones, en los barrios obreros, que introducían la posibilidad de unificar luchas y de imponer medidas que serían un ataque a la base del sistema capitalista. Por ejemplo, la prohibición de los despidos colectivos, el reparto del trabajo sin bajar los salarios o la expropiación de la banca y del sistema financiero eran asumidas de una forma natural por muchos de los integrantes del 15M. En el caso de la prohibición de los ERE se ponía en entredicho el funcionamiento del sistema capitalista que necesita el desempleo y los despidos para que este pueda funcionar. En abril de 2012 un grupo de parados de la zona Sur y del distrito Cerro-Amate tomo y ocupó el INE en el barrio de Amate en Sevilla. Se propusieron mociones con concentraciones en los Ayuntamientos, en concreto en Sevilla, para difundir la idea de repartir el trabajo entre todos y todas sin bajar los salarios. En un panfleto repartido en septiembre de de 2012 se decía: “…El pueblo trabajador no es culpable de la crisis. Son los banqueros y sus políticos los que roban a toda la sociedad. ¡BASTA YA! Millones de personas están sin trabajo, miles de ellas son expulsadas de sus viviendas y otras tantas tienen que comer de la caridad pública o de las ayudas familiares.(…) Con los 100.000 millones de euros que le van a dar a los bancos se terminaría el desempleo si con ese dinero se crearan puestos de trabajo. Con los millones que se ha llevado Bankia no habría que recortar los presupuestos en Educación y Sanidad. Con las viviendas que tienen los bancos nadie tendría que estar en la calle. Porque la solución es fácil: Repartir el trabajo sin bajar los salarios. Prohibir los despidos y los ERE…”
En Villaverde del Río un pueblo de Sevilla regido por una alcalde militante de Izquierda Revolucionaria en IU, por ejemplo, se pone en marcha un plan para combatir el paro, a través de las convocatorias de asambleas públicas en las que se elaboran las «bolsas de trabajo para repartir democráticamente los contratos». Se crearon 13 bolsas de trabajo y se invirtieron 1 millón de euros, la cuarta parte del presupuesto municipal. Así se creaba un control obrero de las bolsas de empleo municipales y se repartía el trabajo entre los que pertenecían a las bolsas de trabajo.

ES NECESARIO LEVANTAR LA BANDERA DE LA CLASE OBRERA Y LUCHAR EN SU SENO POR UN PARTIDO OBRERO

Pasados diez años de la crisis de 2007/2008 y de los movimientos del 15M y Podemos como expresión política podemos concluir que la situación de la clase trabajadora, de los jóvenes y en general de las clases populares no ha cambiado su situación económica y social. Después de la pandemia la situación ha empeorado y por tanto los motivos, las esperanzas y las reivindicaciones de todo este ciclo de luchas siguen vigentes y sin embargo la expresión política de estos movimientos, es decir Podemos, está fracasando.
Por ello es necesario exponer de nuevo los principios básicos de crítica política al capitalismo. La lucha de clases es ineludible en la sociedad capitalista y el enfrentamiento será inevitable entre el proletariado y la burguesía. El abandono de la solidaridad y la lucha obrera, el abandono de la lucha política en las empresas y centros de trabajo para integrarse en la dinámica parlamentaria y en las instituciones burguesas solo trae desilusión y desmoralización y con ellas la pasividad y la desmovilización.
Las crisis del capitalismo se repiten de forma distinta pero continúan con la misma intensidad, porque en su esencia el capitalismo no puede solucionar sus contradicciones y tarde o temprano nos llevan a la barbarie. Después de la gran crisis de 1929 las políticas de la burguesía y la socialdemocracia sólo solucionaron la crisis con la brutalidad de la guerra y las derrotas del proletariado en España, Francia y Alemania abonaron el campo a las dictaduras y guerras más sangrientas del siglo XX.
En esa época León Trotsky planteaba, ante el triunfo del fascismo, que la única solución a la crisis del capitalismo era el socialismo, es decir, la expropiación de los medios de producción de la burguesía a manos de los trabajadores. En su último artículo fechado en 1940 escribió que “la socialización de los medios de producción es la única solución al problema económico en una etapa determinada del desarrollo de la humanidad. La demora en solucionar este problema conduce a la barbarie fascista. Todas las soluciones intermedias emprendidas por la burguesía con ayuda de la pequeña burguesía sufrieron un fracaso miserable y vergonzoso.” La crisis terminal y agónica del capitalismo se repite otra vez y debemos plantearnos nuestra lucha en estos términos: socialismo o barbarie.
Naturalmente los parlamentos, las elecciones, son herramientas para difundir nuestras ideas y ayudar a organizar a la clase trabajadora pero hay que repetir incansablemente la verdad: no pueden cambiar la vida ni la sociedad porque son órganos de gestión y poder del capitalismo. No son el terreno donde verdaderamente se libra el conflicto y esto sólo puede hacerse en las empresas y centros de trabajo.
Sin solucionar los problemas reales de las clases populares como el paro, los bajos salarios, los despidos, la precariedad, los desahucios etc., sin denunciar el sistema capitalista y sus instituciones y, sobre todo, hacer pagar a la burguesía y a los ricos el coste de la crisis, lo único que hacemos es fortalecer a los defensores del capitalismo.
Para ello y en primer lugar hay que ser consciente de la necesidad de la lucha de la militancia por el socialismo revolucionario y el comunismo. Si no militamos, ni luchamos, la burguesía lo va a hacer a su interés y la extrema derecha en todas su formas se desarrollará en un mundo y una sociedad en crisis. Hay que explicar lo que verdaderamente es Vox y el peligro de sus ideas reaccionarias. Denunciar la xenofobia, el racismo, los prejuicios contra los inmigrantes y esto significa señalar los culpables: el capitalismo como sistema, la patronal y los banqueros como propietarios del capital.
El internacionalismo es una herramienta vital, que significa la solidaridad de los trabajadores del mundo, una sola clase social, contra el nacionalismo y la xenofobia. Esto hay que hacerlo día a día en las conversaciones diarias, no hay que dejar pasar las expresiones y prejuicios que los reaccionarios difunden y el engaño contra los pobres y trabajadores. Colectivamente la única salida es la lucha y la movilización a todos los niveles. Cualquier movilización, desde los derechos de las mujeres a los pensionistas hay que apoyarlos y participar con estos presupuestos.
Pero sobre todo hay que intervenir como prioridad en las empresas porque es allí donde se decidirá en última instancia la lucha. Para ello sólo hay un camino: crear núcleos de trabajadores en los centros de trabajo alrededor de los problemas de la empresa y con un programa de lucha para toda la sociedad que no es otro que el “Programa de Transición”, de León Trotsky. Esta tiene que ser la prioridad. Este programa hay que aplicarlo como una guía para la lucha. No son recetas que se aplican a troche y moche. Hay que ver en cada ocasión qué reivindicación se necesita ante el problema que acucia a la población trabajadora. El reparto del trabajo contra el paro, la subida automática de los salarios por el IPC, el control de la contabilidad empresarial por los trabajadores etc, etc, son objetivos y soluciones que sólo con la movilización y la lucha pueden ser útiles.
Para preparar esos combates inevitables, tanto en las huelgas como en la calle, es imprescindible apoyar codo con codo a todos los militantes y activistas que en las empresas y en los barrios quieren defender los intereses del mundo del trabajo y responder a los ataques de la patronal y del gobierno. Pero la unidad en esta lucha no quiere decir apoyo a aquellos que quieren llegar al gobierno para de nuevo servir a los capitalistas, sean cuales sean sus palabras bonitas.
El único programa que puede dar una perspectiva para toda la sociedad desde las luchas parciales hasta llegar a generalizarlas, es aquel que una a todas las clases trabajadoras y populares y podría ser resumido en el lema de las marchas de la dignidad, Por el Pan, el Trabajo y el Techo. Salarios dignos, puestos de trabajo y viviendas para todas y todos. Así pues se podría plantear y debatir el problema de cómo cambiar la sociedad y qué sociedad queremos. En el 15M y en las marchas de la dignidad se realizó en pequeña escala en algunos barrios y pueblos, en algunas empresas y demostró que era posible.
En definitiva esta es la perspectiva de Voz Obrera y hacemos una llamada a tomar partido por la clase trabajadora, a luchar contra el capitalismo por el comunismo revolucionario y ayudar a construir un partido de la clase trabajadora.