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Ucrania – escalada represiva y negociaciones discretas entre las potencias imperialistas

Después de dos meses de conflicto entre el poder y manifestantes, que no se identifican con la oposición parlamentaria, después de que manifestantes hayan sido heridos o muertos por los disparos de la policía, ¿qué podía resultar de la sesión extraordinaria del parlamento ucraniano, la Rada, dedicada a esta crisis?
El poder del presidente Ianoukovitch, quién acaba de renunciar a promulgar el estado de excepción y cuyo primer ministro acaba de dimitir, se ha obviamente debilitado. No sólo porque todavía no ha conseguido parar la contestación, sea por la fuerza o cooperando con parte de la oposición oficial. Su propuesta de otorgar los puestos de Primer ministro y de vice-Primer ministro ha sido rechazada: parece que los políticos, resentidos, no tenían ninguna gana de volverse rehenes del poder ni de compartir su descrédito.

Porque si al principio del movimiento, hace dos meses, parecía que el objetivo del gobierno era rechazar el acuerdo de asociación con la Unión Europea, es probable que hoy una parte creciente de la opinión pública que se había quedado fuera de estas polémicas comparta el asco que se difunde en contra del poder y sus métodos represivos. Entre los manifestantes que ocupan la plaza de la Independencia, están grupos sólidamente organizados por la extrema derecha nacionalista, que odian la corrupción del régimen y el pillaje de sus protegidos. Hace cuatro años, muchos electores habían elegido a Ianoukovitch como presidente para rechazar el gobierno anterior, tan corrupto como el de hoy. Pero claro, los dirigentes de hoy, son los « ladrones » denunciados por los manifestantes, que enfocan buena parte del resentimiento social, en el momento en el que Ucrania está al borde de la bancarrota.

En el origen del conflicto está las negociaciones de Ucrania con la UE que terminaron con ruptura. Después de ésta, Kiev buscó a Rusia. Y Moscú «regaló» a Ucrania los 15 miles de millones de dólares que le negaba la Unión Europea. Esto alejó la bancarrota y permitió a las autoridades eludir el ahogamiento financiero provocado por las condiciones del FMI y de la banca occidental.

El gobierno se encuentra hoy con una crisis política importante de la cual no consigue a salir. Una crisis que demuestra su debilitad, su policía es incapaz de retomar el control de una de las principales plazas de la capital, a veces es expulsada de edificios oficiales, mientras que los manifestantes parecen poder ocupar ministerios cuando y como quieren; leyes que criminalizan las protestas tienen que ser derogadas.

Tal contexto lo aprovecha la extrema derecha. Muy organizada y con recursos importantes para llevar refuerzos desde el oeste donde se encuentran sus fortalezas, no tiene ninguna dificultad para presentarse como la vanguardia de la contestación, acusando a la oposición parlamentaria de débil y de cobarde frente a un régimen que tiene sangre en las manos.

Las potencias occidentales han jugado con fuego. Habían animado las protestas apoyando abiertamente durante semanas lo que su prensa y sus gobiernos llamaban manifestantes « proeuropeos », incluso cuando se trataba de militantes ultranacionalistas – para no decir neonazis – . Hoy se preocupan al ver la situación descontrolada en Ucrania y las consecuencias que podría tener una desestabilización permanente de un país más grande que España, poblado por 48 millones de habitantes y vecino directo de la Unión Europea.

Fue sin duda el tema principal de la cumbre entre la Unión Europea y Rusia que acaba de tener lugar este 28 de enero. Los dirigentes de la Unión Europea denigraban a Rusia y a Putin hace unos meses, cuando el gobierno ucraniano rechazaba las ofertas de Bruselas. Ahora, se comportan como si quisieran – pero sin admitirlo abiertamente – que Rusia les ayudara a poner orden en una situación que ellos mismos han contribuido a desestabilizar. Y, ¿qué les importan las ilusiones de los manifestantes que creían en esta Europa? Nada, la Unión Europea no busca más que los intereses de sus capitalistas y le importa un bledo los ucranianos.