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Tussam, crónica de una huelga anunciada

Los trabajadores de la empresa de Transportes Urbanos de Sevilla S.A Municipal (TUSSAM), en la asamblea general celebrada aprobaron por decisión casi unánime de los asistentes, una jornada de huelga y una caravana de coches que se realizó el día 11 de junio. Entre sus demandas está la contratación fija de los compañeros de la bolsa de trabajo, que se ejecuten las prejubilaciones pendientes y que se apruebe el nuevo convenio colec­tivo. La huelga terminó con un rotundo éxito de participación a pesar de que tres de los cinco sindicatos con representación en TUSSAM pidieran a sus afiliados el no a la huelga, e incluso crearan comités antipiquetes informativos para “proteger”, según ellos, a los que tenían el derecho a trabajar ese día.

 

La empresa TUSSAM es una empresa municipal, publica, que fue creada por el ayuntamiento de Sevilla para prestar el servicio de transporte urbano de la ciudad, en régimen de monopolio y en forma de sociedad mercantil exclusivamente municipal. La Sociedad está constituida por tiempo indefinido y comienza sus operaciones el día 4 de noviembre de 1975. A lo largo de estos años los trabajadores y trabajadoras de esta empresa han vivido situaciones difíciles y en muchos casos han tenido que luchar para conseguir sus reivindicaciones.

EL ORIGEN DEL CONFLICTO

La última situación complicada de la empresa fue tras la crisis de 2008 que con los recortes del gobierno y la falta de financiación la empresa acumulaba un “déficit” que el ayuntamiento amenazó con la privatización. Este déficit lo creaba la propia empresa porque el ayuntamiento no invertía el dinero necesario.

La situación no se resolvió con la lucha de los trabajadores, sino con un plan de viabilidad propuesto por el gerente entrante y el beneplácito de todos los sindicatos, donde los trabajadores tenían que hacer un aporte salarial aproximado de 1500 euros por año durante todo el plan de viabilidad (2012-2016), trabajar media hora más gratuitamente por un real decreto del gobierno y la congelación salarial durante todo ese periodo. Coste que suponía a cada trabajador más de 10000 euros en todo este tiempo que suponía el famoso plan ideado por el nuevo gerente, bautizado con el apodo del “buenagente”. Es decir, los y las trabajadora pagamos la crisis provocada por el sistema capitalista en 2008.

La situación desde entonces ha sido la de la negociación a la baja en materia de reivindicaciones y la pérdida de derechos conquistados. En la última negociación de convenio, hace cuatro años, la aparición de un grupo de trabajadores de distinta afiliación sindical y algunos de ellos sin afiliar, autodenominados Plataforma Unitaria de Trabajadores, se organizaron y recogieron firmas para exigir al comité de empresa que convocara asamblea general, y que fuera ésta la que decidiera la plataforma de convenio a defender y las movilizaciones a realizar. A pesar de esto, la burocracia sindical presentó su propuesta de convenio. Ante el rechazo en las asambleas generales realizadas y el no mayoritario de la plantilla en referéndum a la primera plataforma de convenio que presentaron los sindicatos, se volvió a presentar días después otra plataforma con algunas mejoras, pero insuficientes, que fue votada afirmativamente después de que la maquinaria sindical se encargara de meter miedo y confusión al resto de la plantilla.

El actual convenio colectivo que regula las re­laciones de trabajo entre la empresa TUSSAM y sus trabajadores, caducó el 31 de diciembre de 2019 y las negociaciones de los sindicatos con representatividad en la empresa se encuentran empantanadas. En este contexto, la sensación de presión añadida a los trabajadores es mayor, porque con la reforma laboral y el Real

 Decreto 3/2012 se limitó de forma drástica la duración de un convenio una vez que este caducase y fuese denunciado por alguna de las partes. En virtud de ella, en caso de que un convenio colectivo fuese denunciado y no hubiese acuerdo para renovarlo, las partes solo tendrían un año para negociar, pasado este tiempo, podía reclamarse un laudo arbitral de obligado cumplimiento para solucionar el conflicto. Si no hubiese acuerdo ni laudo arbitral, se pasaría automáticamente al convenio de ámbito superior si existiera, extinguiéndose el antiguo. Hay que recalcar que el convenio colectivo de ámbito superior (sectorial o territorial) incluye menos derechos a los trabajadores y que el fin de la vigencia sin acuerdos favorece claramente a las empresas.

Dentro de las reivindicaciones principales de los trabajadores/as, se encuentra la situación de cerca de doscientos trabajadores/as de una bolsa de conductores que aprobaron sus oposiciones a principios del 2018. A día de hoy la mayoría no son fijos en plantilla y la mitad de ellos solo han trabajado pocos meses en los cerca de tres años que obtuvieron su plaza mediante convocatoria pública.

El problema de las prejubilaciones es otro tema candente, pues el acuerdo que se tenía, cumplió en el 2020 y la dirección de la empresa se niega a renovarlo en las mismas condiciones, es decir al 75% (el trabajador prejubilado trabajaba 33 días por año que le faltara hasta llegar a la edad de jubilación). La subida salarial del 0,9% para los funcionarios y empleados públicos todavía no ha sido aplicada en TUSSAM y los trabajadores/as la reclaman junto a otras medidas de carácter social.

El clima se ha ido caldeando desde la imposición de un ERTE de 15 días que la empresa aplicó a la mayoría de la plantilla en marzo del año pasado. Hecho este, que solo ocurrió en TUS­SAM a excepción de todas las empresas municipales que el ayuntamiento de Sevilla es valedor, además de incumplimientos de convenio que la actual gerencia ha ido realizando durante todo este tiempo como, por ejemplo; asignar días de descanso, permisos, etc. sin consentimiento del trabajador, o trabajar en plena pandemia sin medidas de seguridad ante el contagio de COVID 19 (sin mascarillas, sin gel hidroalcohólico, etc.)

El pasado 27 de mayo hubo una asamblea general de trabajadores donde los sindicatos explicaron la realidad en la que se encontraban las negociaciones con la empresa, la pasividad y lentitud con la que trataba la dirección de la empresa de hacer pasar el tiempo y la necesidad de dar un giro a la situación. Cuando pasaron el turno de palabra a los trabajadores/as, uno de los trabajadores de base hizo la propuesta en concreto de realizar un paro de 24 horas el día 11 de junio y que dicha propuesta pasara a ser votada por la misma asamblea de trabajadores. Los sindicatos además propusieron que se votara también un referéndum a toda la plantilla para decidir si se hacia la huelga o no (de esta forma se neutralizaba de cierta manera la propuesta anterior del trabajador de base, pues se deslegitimaba la soberanía de la asamblea general y se supeditaba la huelga al resultado del referéndum). Cuando se pasó a las dos votaciones, la primera fue de unanimidad a la huelga (tan solo hubo una abstención por parte de un dirigente sindical) la segunda votación pro referéndum, propuesta por los sindicatos estuvo bastante reñida en manos alzadas, pero los dirigentes sindicales la dieron por aprobada sin contar si quiera los votos. Los trabajadores demostraron en la asamblea general que estaban unidos y que estaban dispuestos a luchar.

A lo largo de los días, la supuesta unidad que tenían los cinco sindicatos (CCOO, CGT, SITT, ASC y CSIF) fue resquebrajándose. Se acusaban unos a otros de ¿quién iba a organizar el referéndum? y de la validez legal de este. Al final el referéndum no llego a realizarse y la convocatoria de huelga siguió adelante. CCOO, SITT Y CGT se posicionaron en contra del mandato de la asamblea general y por consiguiente en contra del paro de 24 horas y la caravana protesta. Entre medio de esta lucha burocrática sindical se encontraban los trabajadores que días antes, en su inmensa mayoría, habían votado en la asamblea general el SI a la huelga y movilización. La campaña emprendida por los sindicatos no convocantes a través de sus asambleas de afiliados, en las redes sociales y con escritos alentando a los trabajadores a trabajar ese día y que la huelga fuera un fracaso, llego a tal extremo, que decidieron crear un comité antipiquete de representantes sindicales compuesto por los sindicatos CCOO, CGT Y SITT para estar en la puerta de TUSSAM ese día. Para supuestamente defender a los trabajadores esquiroles que quisieran ejercer su derecho al trabajo.

RESULTADO Y CONSECUENCIAS DE LA HUELGA

Todo el afán de la maquinaria sindical no sirvió de nada cuando el día de la huelga la dignidad de la apisonadora de la clase obrera se puso en marcha y cientos de trabajadores/as en la misma puerta demostraron, por segunda vez, a la gerencia de TUSSAM y a la burocracia sindical, la fuerza que es capaz de tener cuando se une y lucha. El paro fue secundado en su gran mayoría por los trabajadores/as, el porcentaje fue tal que ni el Ayuntamiento, ni la dirección de la empresa, ni los sindicatos no convocantes se atrevieron a desmentir el triunfo de la huelga.

Pocos días después, la empresa llamó a los 6 últimos trabajadores/as de la bolsa que habían quedado sin contratar para los meses de verano y reanudó las reuniones de negociación con los sindicatos.

Lenin decía sobre las huelgas: «La huelga enseña a los obreros a adquirir conciencia de su propia fuerza y la de los patronos, les enseña a pensar no solo en su patrono y en sus compañeros más próximos, sino en todos los patronos, en toda la clase de los capitalistas y en toda la clase de los obreros… La huelga es “la escuela de guerra” para los obreros, pero no la guerra misma, las huelgas son solo uno de los medios de lucha, una de las formas del movimiento obrero. Cuando todos los obreros conscientes se hacen socialistas, es decir, cuando tienden a esta emancipación, cuando se unen en el país para propagar el socialismo y enseñarles todos los medios de lucha contra sus enemigos, cuando forman el Partido Obrero Socialista, que lucha por liberar a todo el pueblo de la opresión del gobierno y por emancipar a todos los trabajadores del yugo del capital, solo entonces la clase obrera se incorpora realmente al gran movimiento de los obreros de todos los países.»

EL PAPEL DE LA ASAMBLEA GENERAL Y DE LOS TRABAJADORES CON CONCIENCIA DE CLASE

Los trabajadores/as de TUSSAM han aprendido en esta huelga, que unidos son más fuertes y que esa unidad se la da la asamblea general, órgano soberano de debate y decisión que tienen los trabajadores en sus empresas. Potenciar las asambleas generales es aumentar la fuerza de los trabajadores frente a la patronal y sus esbirros.

Esta huelga enseña, además, que las asambleas de trabajadores en lucha son el órgano imprescindible donde podemos debatir y elegir democráticamente las reivindicaciones y las acciones, y estas asambleas tienen que terminar eligiendo a sus propios representantes de los trabajadores en lucha. Esto no significa una oposición a los sindicatos, sino todo lo contrario, significa la unidad de los trabajadores en lucha más allá de siglas. Sin impedimento a la representatividad de los sindicatos que hayan sido votados en elecciones sindicales cada 4 años, la asamblea de trabajadores tienen el derecho y el deber de expresar sus opiniones y decidir las luchas directamente: es la democracia obrera.

La importancia de trabajadores con una conciencia de clase elevada que ayude a orientar al resto de los compañeros hacia la verdadera democracia obrera es vital para el futuro de ésta. La llave de la solución de los problemas laborales la tienen los propios trabajadores, que son los que mantienen a la sociedad en movimiento y la que genera la riqueza, por eso el control y la producción debe estar en manos de los obreros.

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