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Salvar vidas no es un crimen

En los próximos días, concretamente el 7 de mayo, serán juzgados en Mitilene, capital de la isla griega de Lesbos, tres bomberos sevillanos y dos cooperantes daneses, que fueron detenidos y encarcelados cuando la madrugada del 14 de enero de 2016 habían salido al mar a hacer la labor por la que estaban allí de forma voluntaria. De tratar de salvar a personas inmigrantes que se adentran en el mar, en embarcaciones muy precarias, huyendo de la guerra, del hambre, de las torturas, del horror, en definitiva, en la que están viviendo en sus países de origen.

El capitalismo con su cara más cruel y asesina, invade, bombardea, saquea y mata en países cuyos habitantes tratan de sobrevivir allí o en ese “primer mundo” que, en la mayoría de los casos, les ha arrebatado y robado todo. Y su respuesta es la de tratarlos como “seres de inferior categoría”, dejando que se mueran en esa travesía de la muerte que supone meterse en una embarcación muy precaria, donde van más del doble de su capacidad y adentrarse a ese mar Mediterráneo que más que un mar, es una fosa común (con más de 3.000 muertos sólo en 2017).

Y todo ello, ante la atenta mirada de los mismos que han producido esta situación y que ante esta huida del horror de sus vidas, los culpables de esta situación legislan, dan dinero a terceros países para que intercepten a estas personas, etc., todo ello para que en esos países del “primer mundo” no se manchen con la presencia del terror y del horror que ellos mismos han provocado.

Prefieren verlos muertos en el mar (o hacinados y en una lenta agonía en los campos de refugio que les han habilitado) que tenerlos en sus maravillosos y limpios países, codeándose con sus impolutos ciudadanos.

Ante tanta muerte evitable hay personas voluntarias, organizadas en ONGs que tratan de ayudar en este salvamento de vidas de seres humanos y que son criminalizadas por ello como un ejemplo más de “aviso a navegantes” para que desistan en sus acciones. Este es el caso de 3 bomberos sevillanos, de la asociación Proem-AID, Manuel Blanco, Julio Latorre, José Enrique Rodríguez y otros dos voluntarios daneses que fueron detenidos por las autoridades griegas mientras hacían tareas de salvamento marítimo.

Después de pasar 3 días en el calabozo, fueron puestos en libertad bajo fianza y acusados de inmigración irregular en grado de tentativa, ya que la noche de su detención no habían rescatado a ninguna persona. Habían recibido una llamada de la ONG danesa Team Humanity pidiéndoles ayuda para salir al mar a efectuar un rescate.

Iban en la embarcación danesa, porque la suya la estaban reparando. «Cuando regresábamos a puerto fuimos interceptados por las autoridades, nos pidieron que les acompañásemos a puerto, y allí, después de unas horas, los guardacostas griegos nos dijeron que estábamos detenidos por facilitar la entrada de personas que no tenían derecho legal para entrar», relata Manuel Blanco, uno de estos 3 bomberos.

Añadir que tanto las autoridades griegas como las españolas estaban informadas de la actividad de estos voluntarios que si finalmente se les imputara el cargo de tentativa de tráfico de personas, podrían enfrentarse a una pena de hasta diez años de cárcel.

Esta es la “justicia” que aplica el capital a través de sus distintos poderes para “disuadir” al que no “comulgue” con él y mantenga esa HUMANIDAD que el propio capital nunca ha tenido.

Estos 3 bomberos sevillanos son solo un ejemplo de lo que está pasando, ya que a otra ONG de este país, PROACTIVA OPEM ARMS, las autoridades italianas les quitaron el barco con el que realizaban labores de rescate en el mar y, aunque después de más de un mes se la han devuelto, dos voluntarios de esta organización están a espera de juicio, igualmente acusados de “tráfico ilegal de inmigrates”.

Igual que la activista Helena Maleno, miembro de la organización de defensa de migrantes Caminando Fronteras, que lleva viviendo en Marruecos 16 años y que se encuentra acusada “por asociación de malhechores y por favorecer la inmigración irregular” ante un tribunal marroquí que basa su acusación en un expediente enviado por la policía española, ya desestimado por la Audiencia Nacional, pero que las autoridades españolas “no han tenido tiempo aún de mandar al tribunal marroquí”.

La labor de Helena consiste en llamar a Salvamento Marítimo en España cuando recibe información de que peligran vidas de migrantes en el Estrecho, tratando con ello de evitar más muertes.