Una vez más PSOE y PP han pactado la nueva reforma penal contra el terrorismo yihadista, después del atentado de Charlie Hebdo. Pero en realidad lo que han pactado es la cadena perpetua, la llamada prisión permanente revisable y un concepto de terrorismo tan amplio, que pretende “la erradicación de cualquier forma de radicalización violenta”. Esto puede ser utilizado por el gobierno para reprimir a cualquiera que luche por sus derechos, como ya viene haciendo.
El PP necesitaba la cadena perpetua, reivindicación de la extrema derecha del partido. Para el PSOE es la manera de aparecer como baluarte del régimen, partido serio y responsable ante el “nuevo” terrorismo que se nos avecina. Y con todo el cinismo del mundo dicen que cuando gobiernen van a quitar la cadena permanente revisable. El PSOE, con este pacto, está ahondando su tumba.
El Yihadismo y el terrorismo islamista en todas sus corrientes provienen de corrientes religiosas que, en un momento u otro de nuestra historia reciente, los poderes imperialistas de EEUU, Gran Bretaña o Francia han utilizado, financiado y apoyado cuando les convenía. El caso más representativo fue Bin Laden, que lo utilizaron contra los soviéticos en Afganistán, o los Hermanos Musulmanes en Egipto por los británicos. Estas corrientes han nacido apoyadas -y siguen siéndolo- por Arabia Saudí, dictadura aliada del imperialismo.
El problema de los atentados islamistas es consecuencia de las intervenciones de EEUU y de la UE en Irak y Oriente Medio para controlar una zona rica en petróleo. Por ello ninguna cadena perpetua va a disuadir a terroristas que se inmolan. Únicamente acabando con la miseria que engendra el imperialismo puede acabarse con el problema. La eliminación de la violencia del imperialismo y la guerra que engendra contra los pueblos es la única solución real al terrorismo.