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Primavera 2016 (Francia): 4 meses de movilizaciones contra la reforma laboral

(Extracto de un artículo publicado por los compañeros de Lutte Ouvrière)

Durante más de cuatro meses, el clima político del país ha estado marcado por la movilización contra la reforma laboral. Entre el 9 de marzo y 5 de julio de 2016, hubo 12 días nacionales de huelga y de manifestaciones con un pico de participación el 31 de marzo; cientos de manifestaciones a escala del país; la movilización de una fracción de la juventud; ocupaciones de plazas; bloqueos; paros parciales en numerosas empresas, incluidas las pequeñas; huelgas prorrogables en la SNCF, la Compañía Nacional de ferrocarriles franceses; bloqueos en las refinerías etc. Bajo una forma u otra, más de un millón de trabajadores se expresaron para rechazar este enésimo ataque gubernamental.

En el curso de los cuatro primeros años de su mandato, el gobierno Holande ha recortado las jubilaciones, aumentado los impuestos, trasvasado a la patronal mil millones de euros de dinero público, generalizado el trabajo el domingo, sin que esto provocara reacciones colectivas.

Hubo múltiples reacciones puntuales, defensivas, como fueron la lucha de los obreros de PSA contra el cierre de la fábrica de Aulnay o de los trabajadores de Air France con el episodio de la camisa desgarrada del director de recursos humanos de la empresa. Pero la movilización contra la reforma laboral, llamada ley El Khomri nombre de la ministra que la redactó, fue la primera lucha colectiva de la clase obrera contra este gobierno; sin embargo elegido con los votos de las clases populares. Durante cuatro meses, son los trabajadores en lucha quienes encarnaron, de hecho, la oposición política a este gobierno. Con este movimiento, la clase obrera ha roto el silencio y levantado la cabeza.

Cientos de miles de trabajadores pudieron afirmar que se negaban a ser sacrificados. Encontraron el apoyo y la simpatía de la gran mayoría de los trabajadores que, en cierto modo, luchaban y exprimían su cólera por poderes. Esto prueba que la acción colectiva tiene otro impacto y otra resonancia que las huelgas defensivas empresa por empresa como las vemos desde hace años.

Por su duración, este movimiento recoge diferentes sectores de la clase obrera que simultáneamente o sucesivamente se han unido a la lucha. Trabajadores de pequeñas empresas privadas o de pequeñas ciudades pudieron participar en el movimiento de mayo a junio. Decenas de miles de trabajadores, entre los más jóvenes pero no únicamente- se manifestaban por primera vez de su vida. ¡Y como todas las primeras veces, ello marca! Por cierto la ley ha sido aprobada a la fuerza. Todavía queda aplicarla. En cada empresa, el empresariado procurará imponer nuevos retrocesos de los derechos de los trabajadores a través de sus convenios de empresa. Pero, frente a ellos, los patronos encontrarán a todos los que se movilizaron estos cuatro últimos meses y los que, hay que desearlo, han vuelto a confiar en su capacidad de lucha. Y es esto la principal conquista del movimiento contra la reforma laboral: después de años de pasividad, representó una vuelta a la movilización para decenas de miles de militantes obreros y, más allá, para cientos de miles de asalariados y jóvenes.

Para hacer retroceder a la patronal y al gobierno, será necesario un movimiento mucho más profundo, mucho más amplio y generalizado. Sería necesario un movimiento donde los trabajadores utilicen el arma de la huelga masiva, que englobase a millones de asalariados de todos los sectores de la economía. Y un movimiento dirigido por los propios trabajadores desde la base, fijándose objetivos de lucha común que les permitiría invertir la relación de fuerzas entre ellos y la patronal. Precisamente, esta movilización comenzó por hacer reflexionar a los trabajadores sobre el tema. ¡Y la idea de imponer las reivindicaciones vitales del mundo del trabajo por la acción colectiva de todas y todos los trabajadores abrirá el camino!