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Podemos, de las ilusiones del 15M al partido contra la casta

No se puede entender el éxito de Podemos sin la confluencia de tres factores sociales y mediáticos que han determinado la opción política con más de 1,2 millones de votos. El primero de ellos es la situación social y económica que cada vez se deteriora más para las clases populares, con los ataques de Rajoy, de la patronal y los gobiernos autonómicos. El segundo factor ha sido las movilizaciones del 15M, los desahucios y la vivienda, las mareas, y todas las movilizaciones que se han llevado en estos años. Y el tercer factor determinante ha sido la figura mediática de Pablo Iglesias creada y apoyada por la cadena de televisión “La Sexta” y las redes sociales, que ha permitido un conocimiento popular y la concreción en el personaje de Iglesias, de la línea política defendida en el 15M, el Foro Cívico de Julio Anguita y otros movimientos sociales como la PAH o los preferentistas, yayos etc.

La irrupción electoral de Pablo Iglesias y Podemos ha sorprendido a muchos. En los medios de comunicación de la derecha, era de esperar, no han podido aguantar y han atacado al cabeza de lista con toda clase de lindezas, hasta le han criticado que comprara su ropa en Alcampo. A Felipe González tampoco le ha faltado el tiempo para criticar a Podemos hablando de la “catástrofe” que supondría la moda bolivariana, como si la catástrofe social del capitalismo no fuera suficiente. Sin embargo, el resto de medios a la izquierda lo han saludado como un nuevo fenómeno electoral que ha ilusionado a mucha gente como una nueva savia para cambiar las cosas. Y desde IU, con el ojo izquierdo y de reojo, miran la nueva formación alegrándose con la boca pequeña del éxito y buscando ya acuerdos.

Es un hecho que la formación de Iglesias, ha conectado con los sectores hartos de corrupción política, de paro y recortes sociales, de los abusos de la banca y de la vivienda y por supuesto, de todo aquel sector de la población que se movilizó con el 15M y que exigía cambios democráticos. Este sector indignado en el cual los jóvenes estudiantes que soportan la precariedad y el paro, son buena parte de sus apoyos. Y que esta conexión se ha hecho a través de los medios de comunicación de TV y redes sociales.

Hay que recordar que cuando estalla el movimiento en las plazas del 15M, la crisis económica empieza a golpear duro, y que el movimiento huye de los partidos políticos no sólo tradicionales, fueran de izquierda mayoritaria o minoritaria, prohíben las banderas y signos partidarios de izquierda o republicanos, es antisindical, metiendo en un mismo saco a CCOO y UGT y los otros sindicatos. Son los políticos y el régimen salido de la transición los culpables, junto a la banca. La clase trabajadora está ausente y decimos ausente no porque no hubiera trabajadores presentes, que estaban, sino porque la falta de politización, de conciencia de clase, permitía una visión interclasista, ciudadana, de los problemas. Era la falta de democracia, los desahucios, la crisis estafa de los banqueros y la corrupción, la causa de todos los problemas. En resumen era la visión de la pequeña burguesía que se encontraba sin el taparrabos del bienestar de las llamadas clases medias, de los tiempos del boom inmobiliario.

Progresivamente el movimiento, lleno de militantes de la izquierda que intentaban lanzar sus propuestas y ganar militantes, se fue desinflando manteniéndolo precisamente aquellos que luchaban en las filas de la izquierda. Después vinieron las mareas, las marchas, las corralas…, que hicieron que el movimiento pasara a representar a los sectores de trabajadores con recortes públicos y fundamentalmente en Madrid y que terminó el 22M con una gran manifestación en la capital.
El éxito electoral de Podemos, junto a la subida de IU, es el hartazgo ante la situación, y la esperanza de un cambio. Este cambio no podrá llegar sin las movilizaciones populares y sin que la clase trabajadora salga a la calle, en lucha por sus propias reivindicaciones. Por ello habrá que seguir impulsando la lucha obrera si no queremos que esta esperanza, esta ilusiones caigan en el desencanto y abra posibilidades para nuevos ataques de la derecha y los capitalistas.