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Pascua militar: el Rey respalda a la cúpula militar y vuelve a olvidar las corruptelas en las fuerzas armadas

El pasado 6 de enero se celebró la Pascua Militar. Esta es la segunda vez que Felipe VI se dirige a sus compañeros de armas y su discurso estuvo centrado en los valores «sagrados» de los militares; el honor, la solidaridad y sacrificio que transmiten a la sociedad y que esta debería adoptar. Nada dijo del paro, la pobreza o de la situación política, bien porque se le olvidó o porque no tenía información suficiente, que ya sería grave, o bien porque ya de antemano se le dijese que de esos temas no tiene que decir nada, en cuyo caso sería peor.

El caso es que en esta “bonita” ceremonia junto a su glamurosa esposa, el Presidente del Gobierno, ministros de Defensa e Interior (en funciones, los tres) y de sus sacrificados y honorables compañeros de armas, al Rey se le «olvidó» hacer referencia a las noticias sobre escándalos en el estamento militar y sobre la procedencia de la fortuna de su padre Juan Carlos I (1800 millones de euros según el New York Times), aficionado a ir de cacerías con grandes empresarios y traficantes de armas como el libio El Assir, que por otro lado estuvo en la boda de Felipe VI y mantiene muy buenas relaciones con Aznar y su yerno Alejandro Agag.

La lealtad de los militares nunca fue gratis y defender los intereses de la burguesía reporta grandes beneficios a estos patriotas que, según el Rey, como antes dijera su padre y anteriormente el dictador Franco, son un ejemplo de solidaridad y compromiso.

Patriotas comprometidos con el tráfico de armas, como el caso de la empresa pública DEFEX, en el que estaban relacionados mandos del ejército y la sobrina del ex espía Francisco Paesa, que hicieron negocio en Angola (150 millones de euros) y pretendían, además, vender aviones y tanques a Arabia Saudí. O como las 10 empresas que vendieron material, vía Turquía, a Irán que podría ser utilizado en la fabricación de armas nucleares. O como el Coronel de la Guardia Civil, afín a la ultraderecha y a los locales de alterne, descubierto en un entramado de tráfico de armas.

Y solidarios, también los hay. Militares que se reparten las comisiones, como las obtenidas en las 13 empresas contratistas de Defensa con militares implicados, cobro de comisiones en el Hospital Militar Gómez Ulla, además de gastos pagados en «puticlubs», yates, relojes…, trapicheos en una residencia militar de Sevilla, vales de combustible, material informático por valor de 1,3 millones de euros en el Corte Inglés… Y sensibles al problema de las drogas, ya que hacen lo posible para que esta llegue a todos los lugares: «200 kg de hachís encontrados en un camión de La Legión, 150 kg de cocaína en el buque escuela Juan Sebastián Elcano con más de 50 imputados y todo apunta a que no era la primera vez que el barco transportaba drogas. Hay más casos pero relatarlos todos sería interminable.

La corrupción en las Fuerzas Armadas siempre se dio y siempre fue permitida y silenciada ya que para la burguesía, que es quien realmente ostenta el poder, y para los políticos al servicio de esta, lo importante es mantener leal a una fuerza represiva que defienda sus intereses aunque estos sacrificados patriotas, compañeros de armas del Rey, no sean, ni nunca lo fueron, el mejor ejemplo para la sociedad.

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