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Para que realmente baje el desempleo: reparto del trabajo sin bajar los salarios y prohibición de los despidos

Aunque el gobierno y muchos medios de comunicación siguen alabando la supuesta recuperación económica argumentando los buenos datos obtenidos en los últimos meses respecto al desempleo, la realidad es otra bien distinta: la Seguridad Social ha cerrado el 2013 con un descenso medio de 85.041 afiliados menos. Cierto es que el número de cotizantes a la Seguridad Social no ha caído como en años anteriores, pero de ahí a decir que vuelve la bonanza económica hay un abismo. El número de parados en España, según las cifras de los servicios públicos de empleo, siempre ambiguos, sigue siendo tremendamente alto, 4,7 millones de trabajadores, habiendo sido los contratos realizados en 2013 un tímido 3,9% más que en el año precedente.
Día sí, día no, una empresa suprime empleos o cierra: Panrico, Iberia, Banco de Santander, Bankia, Prisa, FFCC, Vodafone, El Corte inglés, Renault… ¿Y el gobierno? No sólo ha dejado a los grandes grupos sumar miles de parados a los millones ya existentes, sino que han suprimido a mansalva el empleo público con su política de recortes. El gobierno y sus ministros nos explican que aunque ahora todo va mejor, hay que tener paciencia. Pero ¿cuánta paciencia pueden tener los que peor lo pasan, esos casi 6 millones de parados según la EPA y aquellos trabajadores que no constan en las listas de desempleo oficiales porque trabajan un par de horas?

Son necesarias medidas radicales y apremiantes. Salvo que se prohíba a los grandes grupos despedir, no se detendrá la subida del desempleo. Y sin repartir el trabajo, disminuyendo las horas sin bajar los salarios, no se creará empleo suficiente. Sin pisotear los intereses de la gran patronal, no se parará la hemorragia. Y esto no lo va a hacer ningún gobierno; todo lo contrario, desde Zapatero a Rajoy, los gobiernos hacen todo lo posible para contentarla… suplicando para que acabe por contratar. ¿La patronal ha pedido más flexibilidad? La ha tenido. Ya casi el 90% de los contratos son temporales y un 30% de estos a tiempo parcial, la movilidad forzosa está establecida y los propios salarios son ya flexibles. El 40% de los desempleados ya no reciben ningún tipo de prestación por desempleo. ¿La patronal ha solicitado que la edad de jubilación sea retrasada y que los derechos sean recortados? Ha sido hecho.
Pero, ¿contrataciones?, ¡ha habido pocas y por salarios de miseria! Gobierno y gran patronal han sacrificado los intereses de los trabajadores y de toda la sociedad sobre el altar del los beneficios. Esta situación no puede continuar. Para los trabajadores es apremiante imponer la prohibición de los despidos.
Sí, todo esto costará dinero a la patronal. Pero los grandes grupos empresariales y financieros tienen con qué pagar, y, ¡si hace falta que saquen de las fortunas acumuladas por los grandes accionistas! En una sociedad normalmente constituida, se impondría la evidencia de que en periodo de crisis, el dinero sirva primero para salvar los empleos, lo más esencial y más vital para la población. Los accionistas, los banqueros, la gran patronal tienen con qué defenderse, no las clases populares. ¡La prioridad debe ser su empleo, su salario y su jubilación!