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Otra subida de la luz: ¡basta ya de robo!

Las eléctricas quieren obtener beneficios a toda costa. Incluso de quienes no consumen. En febrero ya se advirtió cómo el Gobierno, para favorecer a las empresas eléctricas, aumentó el precio de la parte fija en la factura, malogrando los planes de ahorro de muchas familias (véase Expansión del 10/2/2014), que ya no podían hacer frente a los pagos.

De nuevo, este 1 de Julio, el Gobierno vuelve a incrementar el precio un 16%, aumentado aún más la presión económica sobre la mayoría de hogares y pequeñas empresas y autónomos y ahogará aún más a 1,7 millones de familias que ya se encontraban sufriendo la ‘pobreza energética’. José Manuel Soria, ministro de Industria, justifica la subida al no existir suficientes recursos eólicos e hídricos durante los meses de verano. Los hogares que podrían beneficiarse de devolución por exceso de tarifa, sólo verán un incremento en su factura, todo lo contrario a lo que Soria dijo en Junio. El precio de la electricidad en 2013 ya era de los más caros de Europa. Explotando energéticamente hablando a la mayoría de la clase trabajadora, en una situación muy precaria, debido al elevado paro y las pésimas condiciones laborales. Siendo esto que aumentará aún más la brecha, que distingue a la población que no puede hacer frente al pago de la energía básica para vivir. Los sucesivos gobiernos han jugado con el déficit eléctrico, engañando sucesivamente a la gente con el déficit de tarifa. Como resultado precios que no paran de aumentar y primacía del beneficio empresarial. Por otra parte, se ha desmantelado el emergente sistema de energías renovables al penalizar su consumo, energías que explotan convenientemente las mismas eléctricas.

Con todo, tenemos que decir basta ya al robo sistemático a la clase trabajadora, exigir empleos y sueldos dignos, no limosnas para pagar la luz o para comer. La única solución está en la lucha de la clase trabajadora, unida y organizada. Creemos que el control de las empresas debe estar en manos de toda la clase trabajadora, eliminando los beneficios, auditando sus cuentas públicamente como única garantía de servicio justo a la sociedad.