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Nueva carrera espacial: Mismos vicios capitalistas

La pasada semana, Richard Branson, propietario de Virgin Galactic, cumplió su sueño de viajar al espacio. Lo hizo en su propia nave, alcanzando los 85 km de altura al borde del espacio. Detrás de él le siguen Jeff Bezzos, fundador de Amazon, seguido del director de SpaceX y Tesla Motors, Elon Musk, que pretende hacerlo a finales de año.

En su cuenta de Twitter, Virgin Galactic ha colgado el vídeo en el que puede oírse a Branson decir «A todos los niños de ahí fuera: yo fui una vez un niño con un sueño, mirando hacia las estrellas. Ahora soy un adulto en una nave espacial… Si nosotros podemos hacer esto, imagínense lo que ustedes pueden hacer».

La CNN tituló el vuelo de Virgin Galactic como “un breve e histórico recorrido al espacio con tripulación”. Sin embargo, con todo el bombo que los medios han dado, el logro de Branson aún queda muy por debajo del primer paseo suborbital que realizara Yuri Gagarin hace 60 años a bordo de la nave Vostok 1.

Lo único relevante es que un solo capitalista está en posesión del dinero y de los recursos necesarios para llevar a cabo su propio sueño. La misión de Gagarin fue puesta en marcha por el estado soviético, planificado a través de empresas estatales y con dinero público. A su vez el piloto Gagarin procedía de orígenes humildes, de padre carpintero y que sufrió la ocupación de los nazis en Rusia. Y su viaje Inter orbital duró 108 minutos antes de regresar a la tierra, muy por encima del “logro” de Branson con su vuelo completo de alrededor de 1 hora.

Así pues, lo que vemos es una carrera de milmillonarios por alcanzar sus propios sueños. La carrera por el turismo espacial ha comenzado y los viajes solo estarán al alcance de unos pocos. Branson tan solo ha logrado ser el primer rico en experimentar la ingravidez en una zona concreta del espacio. Sus futuros pasajes cuestan entre 200.000 y 250.000 dólares.

Estos tres empresarios sirven de ejemplo para hacer notar que los capitalistas emplean ingentes recursos para financiar empresas que nada aportan al resto de la población, cuando gran parte, si no toda, del origen de sus fortunas procede de la especulación financiera y otra parte de la explotación laboral en las empresas.

A nivel mundial, entre la clase trabajadora se extiende el desempleo y la explotación laboral a partes iguales, debido al sistema de explotación capitalista. Mientras tanto, se especula con la sanidad, la alimentación o la vivienda, bienes que debían estar al servicio de la población, en cambio son financiados con cada vez menos recursos públicos. Una gran parte del dinero público que serviría para mantener estos sistemas, se convierte en capital financiero a través de los recortes públicos y es ese capital el que alimenta la especulación y engendra gran parte de los beneficios a los capitalistas aunque estos vienen siempre, en ultima instancia, de la explotación del trabajo humano.

Mientras exista el capitalismo seguirá existiendo explotación humana por los beneficios empresariales, cada vez la clase trabajadora pagaremos más caros los recursos necesarios para la vida. La única solución posible a este caos, en el que lo único que importa es el dinero que tienes, es que la clase trabajadora tome en sus manos la economía y hacerla funcionar en función de las necesidades sociales de la población.