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No hay salvador supremo, ni en Venezuela ni en ninguna parte

     Chávez era uno de los raros jefes de Estado de países subdesarrollados que había sabido decir no a las grandes potencias

     Los comentaristas de los medios han quedado atónitos ante las inmensas muchedumbres de pobres que, en Venezuela, han acompañado los funerales de Chávez.

     Sí, Chávez ha sido un presidente que supo atraerse las simpatías de las masas pobres de su país. Pero como  testimonian la presencia de varias decenas de jefes de Estado o sus representantes, supo también hacerse aceptar por los grandes dignatarios del mundo.

     Chávez era uno de los raros jefes de Estado de países subdesarrollados que había sabido decir no a las grandes potencias, en este caso a los Estados Unidos, y a los representantes de los grandes trusts que dominan la economía de estos países.

     Además, tenía una política social que contrastaba con las de  tantos dirigentes políticos de África, América Latina y Asia.  Los que se embolsan las migajas que les dan los grandes trusts que saquean sus países sin dejar nada  para sus pueblos. Chávez utilizó una parte del dinero del petróleo para crear escuelas y centros de salud en los barrios populares mientras que muchos protegidos de las grandes potencias  les es indiferente que aprendan a leer y a escribir los niños de sus países y no se preocupan ni siquiera de que puedan saciar su hambre.

     Chávez supo oponerse a las multinacionales norteamericanas e imponer sus condiciones. Pero no llegó hasta confiscar los intereses extranjeros del petróleo. Se contentó con aumentar el control del Estado y eso ha bastado para que se haya convertido en la bestia negra de los estadounidenses.

     Su valentía al oponerse a la primera potencia mundial le ha valido su popularidad. Ha devuelto el orgullo a su pueblo pisoteado por el imperialismo.

     La popularidad de la que se beneficiaba Chávez da una idea, aunque sea indirectamente del odio suscitado en América Latina por la dominación imperialista y en especial por los Estados Unidos.

     Estos pueblos han sido explotados, oprimidos durante siglos. Sus riquezas naturales han sido saqueadas. Para extraer beneficios del cultivo de la caña de azúcar, del algodón se les impuso la esclavitud. La memoria de este pasado de pillaje, de opresión y  de explotación subsiste tanto más cuanto que continúa bajo otras formas. El sufrimiento de las víctimas de los golpes de Estado y de las dictaduras sostenidas por los Estados Unidos no está solo inscrito en la memoria colectiva, está inscrita en la piel de millones de mujeres y hombres  con letras de sangre.

     La presencia en los funerales de Chávez de tantos jefes de Estado o de sus representantes ha mostrado que estos reconocen en él a uno de los suyos. Chávez estaba integrado en el concierto de los jefes de Estado y en el mundo capitalista.

     Chávez no combatía realmente al imperialismo porque no lo combatía por la base en la que se basa: la propiedad capitalista. Aunque el Estado ha tomado, en parte, el control de la industria petrolera, no ha expropiado a las clases propietarias. Los ricos han continuado prosperando y son todavía los amos de la economía. En cuanto al “enemigo norteamericano” continúa saqueando el petróleo tanto es así que Venezuela sigue siendo su principal abastecedor.

     A pesar de las medidas sociales, el país está sumido en el subdesarrollo. Redistribuir a los más pobres una parte de la renta petrolera no ha suprimido las desigualdades, el desempleo y la miseria pues la economía del país continua siendo saqueada y dominada por las grandes potencias.

     Salvo poner fin al imperialismo, no hay escapatorias para los países pobres. Y esto no puede ser el hecho de un hombre providencial porque no se trata solo de reemplazar  a un hombre por otro. Se trata de transformar las bases de la sociedad, de cuestionar la propiedad capitalista y hacerlo para que  no haya más privilegios ni privilegiados.

     Eso no puede hacerse sin la presencia activa de la clase obrera. Solo puede hacerse colectivamente, con la organización consciente de todos los explotados tomando la dirección de la economía. Es la única  vía que puede conseguir que en países como Venezuela, Argelia, Níger, Gabón y muchos otros más, la gran mayoría de la población  no sea condenada a la miseria.

     Volviendo a los funerales de Chávez, el ministro (francés NDT) socialista de ultramar ha declarado, en sustancia, que el mundo ganaría si, entre los dirigentes de los países pobres, hubiera quien se pareciera a Chávez. ¡Qué hipocresía! Si tantos regimen podridos y corruptos perduran en África, es debido al apoyo, en caso necesario militar, del imperialismo francés. Sea el gobierno de derecha o de izquierda.

Editorial de los boletines de empresa del 11 de marzo.

 

Autor: Lutte Ouvrière

Traducido por   F.P.

Tomado de Kaos en la Red