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LUTTE OUVRIERE (isla de Reunión)

El movimiento de los chalecos amarillos ha marcado el final del año pasado (2018). Nosotros contamos aquí hace un año su importancia y sus límites.

Este año, el aniversario del 17 de noviembre se celebró con dos concentraciones, una al norte y la otra al sur, con un centenar de manifestantes que querían afirmar su descontento porque ninguna reivindicación ha sido satisfecha.

El pasado 5 de diciembre, los chalecos amarillos fueron a la movilización intersindical, tomando la iniciativa de operaciones en las carreteras. Hubo pues dos manifestaciones (lo cual no gustó a los sindicalistas), porque en el sur un millar de manifestantes no pudieron llegar hasta Saint-Denis. Se han contado unos cinco mil participantes en total.

El éxito de este cinco de diciembre animó a la coordinación intersindical a convocar otra movilización para el martes que viene.

En una carta que el secretario confederal de la CGTR (la CGT de Reunión) dirigió a los militantes, se puede leer lo siguiente: “El movimiento, lejos de ser corporativista, reúne reivindicaciones y exigencias de emergencia social, ecológica, que brotan de la profunda miseria generalizada. Y más allá de ellas, se trata de condenar el capitalismo que nos lleva a la ruina y a la guerra…

Los pensionistas maltratados, los marginales machacados, los jóvenes abandonados, los desempleados sacrificados; los trabajadores convertidos en variable de ajuste; nadie escapa del “nuevo mundo” pero cada uno lo vive a su manera: mientras los pobres se empobrecen, los ricos se enriquecen.”

Situación social

 El movimiento de los chalecos amarillos ha echado una luz viva sobre qué significa no poder más. Las cifras del instituto nacional de estadística demuestran la misma tendencia: el sube el paro. En 2018 era del 24%, o sea 170.000 los parados y precarios, entre los cuales un 42% de los menores de 30 años.

La sociedad se está derritiendo. Reunión está entre los tres territorios con más violencia conyugal y dentro de la familia (con Córcega y Guayana francesa). En 2018, el suicidio se convirtió en la primera causa de mortalidad entre los jóvenes.

La religiosidad progresa con más rapidez que las ideas comunistas. Además del catolicismo, el hinduismo (segunda religión en la isla), el islamismo y muchas otras sectas se llenan de gente.

En 2019, el primer templo búdico tibetano del Océano Índico fue inaugurado en la isla porque, según dicen, el budismo clásico se ha convertido en una tradición cultural más bien que en una religión para la población de origen asiático, que ha adoptado el catolicismo. Para atraer a las clases populares, ¡hay más templos que los del consumo!

Religión y nacionalismo oscurecen la consciencia. Afortunadamente, sin embargo, los trabajadores no siempre son inmóviles ante los ataques del gobierno y la patronal.

Ya sea en el sector público o en el privado, los trabajadores se defienden. A lo largo del año se produjeron huelgas, aunque locales, por los sueldos, las condiciones laborales, contra los despidos y las sanciones.

En los hospitales de Saint-Denis y Saint-Pierre, varios movimientos reunieron a centenares de trabajadores para denunciar la falta de gente, especialmente en los servicios de Urgencias, así como el agotamiento de los empleados, la desaparición del servicio de cirugía pediátrica del sur y su centralización en el norte. Igualmente se han movido las tesorerías públicas, de las cuales 9 deben cerrar; y los centros de reparto de correos del este y del sur, contra los despidos y los horarios imposibles, y por la contratación de más compañeros.

Hay trabajadores que levantan la cabeza

 La patronal impone a diario la agravación de las condiciones laborales y de existencia. Sucede que los proletarios ya no aceptan la injusticia y las humillaciones.

Así pues, los trabajadores de una empresa de ayuda a las personas, que cuenta con 550 empleados en toda la isla, reaccionaron. La empresa vive con fondos públicos de la administración local y los dos gerentes fueron condenados por abusos, al igual que muchos otros patrones, pequeños y grandes, que roban dinero y se creen que están por encima de la ley.

Hubo trabajadoras que levantaron la cabeza y se empeñaron en convencer a sus compañeras de la necesidad de organizarse para defenderse. Con la ayuda de la unión regional CGT-R pudieron sortear las trampas de la dirección y convertirse en el primer sindicato de la empresa, con 7 representantes titulares y 7 reemplazantes en el consejo de empresa, o sea más que los otros dos sindicatos, sometidos al patrón.

El pasado 18 de noviembre, el patrón caribeño Hayot que es dueño de los almacenes “M. Bricolage”, fue condenado por el tribunal por violación del descanso semanal del domingo, tras una queja de la federación de comercio de CGT-R.

La dirección no aceptó la decisión y puso en marcha una maquinaria de menosprecio a la CGT-R, que se encargaron de transmitir la prensa local y las redes sociales, con amenazas contra los militantes. Para aumentar la presión, el patrón empezó cerrando los almacenes el domingo por la mañana aún allí donde el tribunal autorizaba la apertura. Luego, un reportaje de la tele pública mostró a empleados voluntarios y estudiantes que ya no podían ganar su dinero del domingo, y protestaban contra el supuesto ataque a su libertad de trabajar.

El dato que se comentó mucho en los medios fue la compra de Vindemia, el grupo de distribución propiedad de Casino, por el grupo caribeño Hayot, robando la oportunidad a los capitalistas de la isla. Ahora están muy descontentos con lo sucedido.

Uno de ellos, un tipo de beke local, aplaudió la intervención de todos los políticos locales, desde los Republicanos (derecha) hasta el Partido Socialista, pasando por el PLR (disidentes del PC) y LFI (Melenchon). Juntos mandaron una carta al presidente Macron, para llamarle la atención sobre el peligro de una situación de monopolio, y pedir su actuación.

Situación política

 Macron estuvo en Reunión los días 23 y 24 de octubre. Durante su visita, anunció una exención total de cotizaciones sociales de los patrones, hasta dos veces el salario mínimo (en vez del 1,3 salario mínimo actual), una prima anual de 15.000 euros para cada contratación indefinida y 7.000 euros para cada contratación definida, y la garantía de que se mantendrá hasta 2021 la subvención de 28 millones de euros al sector de la caña de azúcar – es decir, esencialmente, al grupo capitalista Tereos.

Se ve que Macron recibió perfectamente el mensaje de la patronal. Para su viaje en octubre, Macron movilizó a 1.500 policías y gendarmes, pero no pudieron evitar que jóvenes del barrio popular de Camelias se dirigieran a él diciendo que ya no creían en las promesas de los políticos. Y fue el propio Macron el que los acusó de “hacer el show”, o sea de aprovechar la venida de las cámaras de televisión.

En cuanto a Macron, la opinión de que está al servicio de los ricos y los patrones está muy presente entre las clases populares. Sin embargo, en lo político, el resultado es la abstención y el voto al Rassemblement national.

Algunos datos:

  • en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2017, Le Pen llegó segunda detrás de Mélenchon, con el 23, 5% de los
  • dos años después, en las europeas de 2019, fue el RN el que llegó primero, con el 31,2%.

En la isla de Mayotte (otro territorio ultramarino francés del océano índico), los efectos de la crisis y el sentimiento de que la inmigración se ría una amenaza producen una progresión más espectacular aún del voto a la extrema derecha: 1.257 votos en las europeas de 2014. 9.000 votos en las presidenciales de 2017 y 9.717 votos en las elecciones europeas de 2019, o sea el 46%.

Ya sean de derechas o de izquierdas, los políticos de la isla vienen dirigiendo los negocios de la burguesía desde hace décadas. Han demostrado su extraordinaria capacidad de renegar opiniones antes abanderadas, vendiéndose por un plato de lentejas hecho en las cocinas electorales.

Si bien es viva la competencia por tener un asiento en la mesa, en el fondo, todos comparten la misma perspectiva de un nacionalismo local pero sin abandonar el marco del Estado francés.

A finales de octubre, el Partido Comunista Reunionés (PCR) convocó una conferencia internacional bajo el lema de la “necesaria ruptura con el sistema capitalista”. Se invitó a delegaciones extranjeras, de Cuba, la India, Madagascar, las Comoras, Sudáfrica y las Seychelles.

¿De qué ruptura se está hablando? Propone el PCR cambiar las asambleas territoriales por una asamblea única. Le parece que existe una “convergencia” en este punto con los políticos de derechas de toda la vida, o incluso con los curas. A esa gentuza, el PCR atribuye un diploma de “ruptura con el sistema”.

Por lo tanto, no nos asombremos de ver que el PCR publica en su periódico Témoignages una reflexión del obispo de la Reunión, Gilbert Aubry, que propugna la creación de una Conferencia territorial de actuación pública, formada con presidentes del parlamento regional y el parlamento provincial (ambas instituciones tiene la isla) juntos con los presidentes de las agrupaciones de municipios.

En el pasado, los dirigentes y militantes del PCR se enfrentaron con la represión por par te del Estado francés, por lo que gozan de cierta buena fama entre las clases populares. Pero este capital fue malgastado hace tiempo, por las alianzas electorales que pactaron hasta con sus anteriores “peores enemigos”.

En cada elección nueva, una combinación electoral. Ahora se están preparando las elecciones municipales y regionales.

Es difícil resumir las contorsiones en unas pocas palabras. Digamos que al votante medio le dan dolores de cabeza las diversas y movedizas agrupaciones.

Nosotros presentaremos una lista Lutte Ouvriere en el municipio de Saint-Benoît, donde la gran unión de la izquierda se presenta – sin nosotros-. Daremos a nuestro medio todas las razones políticas para afirmar nuestra presencia, reivindicar el bando de los trabajadores, y no caer en la irrisoria unión anti Macron.

 

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