La última encuesta sobre el desempleo, EPA, ha mostrado la degradación del mundo del trabajo existente. A bombo y platillo los voceros del gobierno repiten que se ha creado empleo, que la economía crece. Pero no son más que mentiras que ya no se cree nadie.
Después de los cientos de miles de jóvenes que han emigrado, la disminución de la población activa, la precariedad, los salarios de miseria, etc, lo que en realidad hay es un cambio de empleo fijo a precario, sin derechos y con horarios parciales que enmascaran jornadas de trabajo de 10 y 12 horas. Es decir, se ha cambiado el empleo de jornada completa por el empleo temporal y de horario parcial. Te pueden contratar por una, dos o cuatro horas y trabajar 8, 9 o 10 horas sin cotizar. ¡Por eso se han perdido más de 33 millones de horas en las estadísticas!
A pesar de las mentiras de Rajoy las cifras son impresionantes: desde 2011 se han destruido 884.999 empleos; sin cobrar nada hay 3,49 millones de trabajadores, más de 294 mil personas más que en 2011. Si sumamos a los parados que cobran, los que no, y a los precarios, tenemos 6,6 millones de trabajadoras y trabajadores que están sufriendo la explotación patronal y el miedo a la miseria.
En definitiva de una población en edad de trabajar de casi 23 millones, sólo trabajan 18; en paro están 6 o en la precariedad más absoluta. Sin embargo de todo lo que se produce en España, las empresas -que son un puñado- se llevan ellos solitos la mitad, el 50% del PIB (Producto Interior Bruto) mientras que la otra mitad se reparte entre los 23 millones de asalariados. La balanza, pues, no está nada equilibrada.
Esta explotación social no es sólo del gobierno, es el sistema, el capitalismo quien para seguir sobreviviendo necesita mantener los beneficios a costa de los trabajadores.