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Las nuevas tarifas eléctricas: más dinero para los capitalistas

El pasado 1 de junio el gobierno fijó algunos cambios que encarecen, de nuevo, el consumo eléctrico. Para pagar menos habrá que cambiar los hábitos de uso de los aparatos eléctricos y horarios de consumo, lo que también afectará a nuestro modo de vida.

La excusa a este nuevo robo social es, según el Ministerio de Transición Ecológica, hacer un uso más racional de la luz y las infraestructuras eléctricas y reducir costes en cuanto a la potencia contratada. De esta forma, camuflado bajo supuestas ventajas de ahorro de costes y de eficiencia energética, las eléctricas esconden un nuevo tarifazo que viene a castigar aún más los bolsillos de las familias.

Para los consumidores domésticos se ha establecido dos tipos de potencias y tres franjas horarias distintas para el consumo y este sistema será de uso obligatorio. El precio de la cuota fija disminuye y la parte variable aumenta, en función del tramo de consumo en cada momento. Las propias compañías avisan que el precio a pagar por la energía consumida se puede incrementar y mucho si no se utiliza en los tramos horarios más bonificados.

El más económico se sitúa entre las 00:00 horas y 8:00 horas, de lunes a viernes, incluidos fines de semana y festivos nacionales. Para no sacrificar horas de sueño se puede usar la programación de inicio y parada, pero es algo que no todo el mundo posee. Y para muchas personas que trabajen de noche o por otros motivos, ajustar ese horario puede ser complicado… Emplear el aire acondicionado durante el día puede suponer un descalabro económico para muchas familias.

Y ni siquiera está asegurado que estos precios sean manipulados por las eléctricas ante las inclemencias climáticas extremas, algo que ya ha ocurrido en otras ocasiones. El pasado sábado 3 de julio, muchos medios calificaron el precio de la luz como el más caro de la historia. Un sábado, considerado como de precio más bajo, este se situó en 94,23 euros por MW/h. Las protestas entre la población no se hicieron esperar y se han venido dando durante todo el mes de junio.

En algunas ciudades la gente ha llevado a las calles la protesta, con concentraciones como la de Sevilla el pasado 27 de junio, en la Puerta de Jerez.

Sólo después del gran revuelo causado por esta subida, que aparecía casi a diario en los medios de comunicación, el gobierno ha pretendido rectificar con una tibia medida: bajar el IVA de la electricidad del 21% al 10%.

Pero en el fondo lo que ha hecho es no tocar los ingresos de los empresarios y accionistas. Éstos seguirán llevándose la parte del pastel. Porque el IVA es al fin y al cabo un impuesto que pagamos entre todos.

De esta forma también, el gobierno cuida de los suyos, pues han preferido no tocar los ingresos millonarios que se llevan cada año los expolíticos a sueldo, con contratos vitalicios que viven a costa de lo que pagamos de más por el precio de la electricidad.

Los capitalistas utilizan estas subidas para mantener sus beneficios. Por ejemplo, solo en 2020 Endesa ha obtenido 1.394 millones de euros, ocho veces más que el año anterior. Y subir o bajar el IVA no hará cambiar eso.

Acabar con este robo a la población y poner verdaderamente bajo el control de la población trabajadora a estas empresas, solo así podrá tener esa función social.

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