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Las elecciones en Andalucía: el varapalo al PP no es suficiente

El descontento popular contra los que han llevado la manija de los recortes contra la población, despidos, desahucios, bajos salarios, la corrupción etc., se ha expresado en Andalucía. Los resultados de las elecciones han mostrado un varapalo al PP. Y no es para menos. Después de años de ataques y más ataques a los trabajadores y al pueblo en general, del gobierno de Rajoy y de sus gobiernos municipales y autonómicos, han perdido más de 500.000 votos, lo que ha supuesto quedarse con 33 parlamentarios de 50 que llegaron a tener.

Ciudadanos, que pasa por ser la marca blanca del PP, les ha robado votos con su política anticorrupción y en dos semanas los medios le han dado la popularidad necesaria, obteniendo finalmente 9 parlamentarios.

Sin embargo el PSOE ha perdido sólo el 4%, cerca de 120.000 votos, y ha mantenido sus 47 diputados. Esto significa que la maniobra de Susana Díaz de adelantar las elecciones rompiendo con IU le ha salido más o menos bien. La presidenta se ha presentado como el gobierno autonómico que le ha hecho frente al gobierno de Rajoy frenando los recortes, manteniendo los servicios públicos y criticando la política de austeridad.

Pero esto es falso; el PSOE en Andalucía ha recortado en Educación donde 4500 profesores se han quedado en paro; también en Sanidad la falta de personal es sangrante. La justificación ha sido siempre que los recortes venían de Madrid y no se podía hacer más. Pero el hecho real es que la oposición de los socialistas a la degradación de los servicios públicos no ha pasado de ser una oposición de boquilla, sin encarar realmente la política de Rajoy y pactando con él cuando había que mantener el régimen. En realidad los socialistas no han hecho más que mantener la política de austeridad y de recortes ante la crisis. Su actuación no pasa de ser algo más “flexible” que la del PP a la hora de atacar a los trabajadores.

En una sociedad capitalista en crisis permanente no hay más que dos salidas: atacar a los trabajadores para salvar los beneficios del capital, lo cual nos lleva a la barbarie social, o defender la situación del pueblo trabajador expropiando al capital, lo cual nos lleva a la movilización y lucha social hacia el socialismo.

Lo más positivo de estas elecciones es la expresión más radical del descontento que se ha expresado con Podemos que ha conseguido 15 diputados con casi un 15% de los votos y en menor medida con IU que se queda con 5 diputados y el 7%. Esta última organización ha pagado cara su política de mantener a los socialistas en el gobierno siendo cómplices de su política, como por ejemplo pasó con las corralas lo que le llevó a tener críticas entre sus propias bases.

Las elecciones son un termómetro de la situación y de lo que piensa la gente y no más. Creer que a través del parlamentarismo se puede transformar la sociedad es una ilusión. Los límites del parlamentarismo y de la democracia capitalista están en la economía. La organización capitalista de la sociedad no permite que el Estado, las instituciones hechas para su mantenimiento, sea neutral y se puedan realizar los cambios para llegar a la igualdad social y económica.

Por ello, sólo la movilización social y la lucha obrera podrán frenar los recortes, los despidos y el paro. Y no podemos tener ilusiones en quienes no se reclaman de los trabajadores y de las clases populares y en este sentido necesitamos más que nunca construir una organización de trabajadores que pueda utilizar sin ambigüedad las elecciones para denunciar el capitalismo y la dictadura de los banqueros y capitalistas y propagar el socialismo.