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LA TERCERA INTERNACIONAL (1919-1943)

LA TERCERA INTERNACIONAL  (1919-1943)

Tras el triunfo de la revolución en Rusia una oleada de simpatía recorría todos los países del mundo. Los obreros y campesinos rusos habían derrocado la monarquía zarista, firmado la paz de Brest-Litovsk y tomado el poder a través de los soviets de obreros, soldados y campesinos nacionalizando la tierra, las fábricas y los bancos, creando el primer Estado obrero y socialista de la historia. Este ejemplo era necesario extenderlo y para ello era necesario crear y continuar la lucha para derrocar el capitalismo. Las repercusiones de la revolución soviética fueron extraordinarias. En España marca el llamado Trienio Bolchevique, que supuso una oleada de huelgas que hicieron retroceder a la patronal y el gobierno. Una de ellas, la huelga de la Canadiense -empresa de aguas de Barcelona- en 1919 supuso la consecución de las 8 horas tras la generalización del conflicto a toda la ciudad y la anulación de los despidos. Los acontecimientos permitían poner en marcha la revolución mundial, en palabras de Lenin “la formación de la República Soviética Internacional”.

Lenin definía así la III Internacional como continuación de la tarea de las anteriores:
“La I Internacional echó los cimientos de la lucha proletaria internacional por el socialismo. La II Internacional marcó la época de la preparación del terreno para una amplia extensión del movimiento entre las masas en una serie de países.
La III Internacional ha recogido los frutos del trabajo de la II Internacional, ha amputado la parte corrompida, oportunista, socialchovinista, burguesa y pequeñoburguesa y ha comenzado a implantar la dictadura del proletariado. La Komintern supuso una escisión de la II Internacional en respuesta al fracaso de ésta en la tarea de formar una coalición contra la I Guerra Mundial, la cual era una guerra burguesa e imperialista.” (…)
“formalmente, la III Internacional ha sido fundada en su I Congreso, celebrado en marzo de 1919 en Moscú. Y el rasgo más característico de esta Internacional, su misión, es cumplir, llevar a la práctica los preceptos del marxismo y realizar los ideales seculares del socialismo y del movimiento obrero. Este rasgo, el más característico de la III Internacional, se ha revelado inmediatamente en que la nueva, la tercera “Asociación Internacional de los Trabajadores” ha comenzado a coincidir, ya desde ahora, en cierto grado, con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.”
(Lenin, La III Internacional y su papel en la historia).

León Trotsky escribía en 1919 el “Manifiesto de la Internacional comunista a los proletarios del mundo” y especificaba el objetivo de ésta: “Nuestra tarea consiste en generalizar la experiencia revolucionaria de la clase obrera, en librar al movimiento de las mezclas impuras de oportunismo y de social-patriotismo, de unir las fuerzas de todas las partidos verdaderamente revolucionarios del proletariado mundial y de facilitar y lograr la victoria de la Revolución comunista en todo el mundo…
…Los viejos partidos, las viejas organizaciones sindicales han demostrado, a través de sus dirigentes, que son incapaces, no sólo de solucionar, sino siquiera de comprender, las tareas que plantea la etapa actual. El proletariado ha creado un nuevo tipo de organización, una organización amplia que incluye a las masas trabajadoras independientemente de su oficio o del nivel de desarrollo político alcanzado; un aparato flexible que permite la renovación y extensión constantes, capaz de atraer a su órbita a nuevas capas, que abre sus puertas de par en par a los trabajadores de la ciudad y el campo ligados al proletariado. Esta organización irremplazable de la clase obrera gobernándose a sí misma, de lucha por la conquista del poder, ha sido probada ya en varios países y constituye la conquista y arma más poderosas con que cuenta el proletariado en nuestra época.
…Dando la espalda a la cobardía, las mentiras y la corrupción de los Partidos Socialistas oficiales obsoletos, nosotros los comunistas, reunidos en la Tercera Internacional, nos consideramos los continuadores directos de las heroicos intentos y martirios de una larga serie de generaciones revolucionarias, desde Babeuf hasta Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo.
La Primera Internacional anunció el curso futuro de los acontecimientos e indicó el camino. La Segunda reunió y organizó a millones de trabajadores. Pero la Tercera es la Internacional de la acción de masas abierta, la Internacional de la realización revolucionaria, la Internacional del hecho.
El orden burgués mundial ya ha sido suficientemente denunciado por la crítica socialista. La tarea del Partido Comunista Internacional consiste en derrocar este orden y erigir, en su lugar, el orden socialista. Llamamos a los obreros y obreras de todos los países a unirse bajo la bandera comunista, que ya es la bandera de las primeras grandes victorias proletarias en todos los países. ¡Uníos en la lucha contra la barbarie imperialista, contra las monarquías y las clases privilegiadas, contra el estado burgués y la propiedad burguesa, contra todos los aspectos y todas las formas de la opresión de las clases o de las naciones! Proletarios de todos los países, uníos bajo la bandera de los soviets obreros, de la lucha revolucionaria por el poder y de la dictadura del proletariado.

La revolución mundial se detiene

Sin embargo los acontecimientos revolucionarios son frenados en Europa, cuando no derrotados por las fuerzas reaccionarias. Las derrotas revolucionarias se suceden, como botón de muestra la revolución espartaquista alemana de 1919 que termina con el asesinato de sus dirigentes Karl Liebench y Rosa Luxemburgo. La URSS se queda aislada y aunque ha vencido en la guerra civil y a la invasión extranjera, el Ejército Rojo es derrotado a las puertas de Varsovia. Es necesario por tanto cambiar de estrategia, en palabras de Lenin, “hay que terminar con la idea del asalto para reemplazarla por la de asedio”. Este cambio se dará durante el II y III Congreso y se explicitará con las “Tesis sobre el frente único” del pleno ejecutivo de diciembre de 1921. En 1922 el IV congreso pone en marcha la estrategia del Frente único que significa, en la práctica, la búsqueda de la unidad con las organizaciones obreras en un frente común, el Frente Único.

Degeneración burocrática de la Internacional y la URSS

La lucha por la supervivencia, en esta situación de aislamiento internacional, provocó un reflujo de la participación y movilización de las masas obreras y el aparato de estado soviético se burocratizó. Apareció una casta de funcionarios del partido que gestionan la sociedad y en un mundo de indigencia, quien reparte y distribuye los medios imprescindibles para vivir, obtiene privilegios. La denuncia de este estado de cosas será el ultimo combate de Lenin. Lenin muere en enero de 1924 después de una larga enfermedad. Esta progresiva burocratización de la URSS tendrá su expresión política en la política de Stalin, el estalinismo, que ahogará las tendencias revolucionarias en sangre y llevará a la Internacional de derrota en derrota hasta la disolución en 1943. La represión sobre el partido bolchevique del estalinismo exterminó la disidencia de izquierda. La manipulación y falsificación de la historia es la firma matriz de la dictadura de la burocracia. La política estalinista llevará a derrotas como la revolución española, la llegada de Hitler al poder, etc. La disolución de la III Internacional en 1943 será el “gesto” de “buena voluntad” hacia sus aliados imperialistas.

V. I. Lenin. I Congreso de la Internacional Comunista ( 2 al 6/03/1919 discurso de clausura)
“…En los países de Europa occidental y oriental, en los países vencidos y en los vencedores —como por ejemplo en Inglaterra—, el movimiento en favor de los sóviets crece y se difunde. Ese movimiento no tiene otro fin que crear una democracia nueva, proletaria, es un importante paso de avance que nos acerca a la dictadura del proletariado, que asegura la victoria definitiva del comunismo.
La burguesía del mundo entero puede seguir empleando la violencia, puede continuar su política de expulsar y meter en la cárcel e incluso de asesinar a los espartaquistas y a los bolcheviques; nada de eso la salvará. (…) Ya se divisa la formación de la República Soviética Internacional.”

II Congreso. julio de 1920
“…Podemos decir con orgullo que en el I Congreso éramos, en el fondo, tan sólo unos propagandistas, que nos limitábamos a lanzar al proletariado de todo el mundo unas ideas fundamentales, un llamamiento a la lucha, y preguntábamos: ¿dónde están los hombres capaces de seguir ese camino? Ahora tenemos en todas partes un proletariado de vanguardia. En todas partes hay un ejército proletario, aunque en ocasiones esté mal organizado y exija una reorganización, y si nuestros camaradas internacionales nos ayudan ahora a organizar un ejército único, no habrá fallas que nos impidan realizar nuestra obra. Esa obra es la revolución proletaria mundial, es la creación de la República Soviética universal.”

Disolución de la III Internacional

Finalmente el 15 de mayo de 1943, antes de celebrar la Conferencia de Teherán, el Presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, como gesto hacia los países capitalistas aliados decidió disolver la Internacional Comunista. Para entonces, no obstante, la “Internacional Comunista” ya estaba muerta, como internacional era el instrumento, “la oficina de asuntos exteriores” de la casta burocrática estalinista de la URSS y del PCUS.
Días después, Stalin respondiendo a las preguntas de un periodistas de Reuter explicó que la disolución era “justa y oportuna” y que “desenmascaraba la mentira nazi de que Moscú quería interferir en la vida de los demás Estados, es decir, “bolchevizarlos”… facilitaba también la acción de los patriotas para unir todas las fuerzas progresistas, independientemente de los vínculos de partido y de las opiniones políticas…”.
Dimitrov, que era el dirigente de la Kominter explicaba así en su diario las razones por la que era conveniente su disolución: “Todos los pactos Anti-Komintern pierden su fundamento. El argumento principal de la burguesía se vuelve caduco: a saber, que los comunistas estarían a las órdenes de un centro extranjero y serían por ello “traidores”. El PC reforzará su autonomía en cada país y se transformará en un verdadero partido popular de su país. La entrada en el PC de esos militantes obreros que no quieren entrar porque opinan que se alejarían con ello de su pueblo, será más fácil.”
Su disolución no fue más que la consecuencia lógica del abandono del internacionalismo, la revolución internacional y que recogemos en la declaración abajo reproducida*. En contra de todos los análisis marxistas y del propio Lenin, de convertir la guerra imperialista en una guerra civil contra las burguesías, transformaron la II Guerra Mundial en una guerra patriótica contra el nazismo, aliados con las burguesías que luchaban contra Hitler. Finalmente, los pactos de las sucesivas conferencias de Teherá, Posdam y Yalta permitieron a las burguesías europeas desactivar la revolución social que la guerra había despertado en muchos países. A cambio la URSS mantuvo su “glacis” de países en la Europa del este. Como Trotsky analizó, la burocracia soviética mantuvo sus privilegios a cambio de la ayuda a las burguesías. Esta misma burocracia en la actualidad disolvió la URSS.

*DISOLUCIÓN DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA
Publicado el 22 de mayo de 1943 en Pravda con el título de “Comunicado del Presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista”

“El papel histórico de la Internacional Comunista, fundada en 1919 como resultado del colapso político de la inmensa mayoría de los viejos partidos obreros de anteguerra, fue proteger la enseñanza marxista de su vulgarización y distorsión por los elementos oportunistas en el movimiento obrero, contribuir a la unificación de la vanguardia de los obreros en un número de países en genuinos partidos obreros, ayudarles a movilizar a las masas de trabajadores para proteger sus intereses económicos y sus derechos políticos, y luchar contra el fascismo y la guerra de rapiña lanzada por éste. (…)
Todos los sucesos del pasado cuarto de siglo y la experiencia acumulada de la Comintern han mostrado claramente que la forma organizativa para unir a los trabajadores escogida por el Primer Congreso de la Comintern, que correspondía a las necesidades del periodo inicial del resurgir del movimiento obrero, quedó superada a medida que este movimiento crecía y sus tareas en los países individuales se volvían más complicadas, y se convirtió en un obstáculo para el reforzamiento ulterior de los partidos obreros nacionales.
(…) Aunque la tarea principal de los obreros, trabajadores y toda la gente honesta en los países del bloque hitleriano, es contribuir de todas las maneras posibles a la derrota de este bloque minando la máquina militar hitleriana desde dentro, contribuir al derrocamiento de los gobiernos responsables de la guerra, en los países aliados contra Hitler el deber sagrado de las amplias masas, y en particular de los trabajadores progresistas, es dar todo el apoyo posible al esfuerzo militar de los gobiernos de estos países en aras de la pronta derrota del bloque hitleriano y proteger el entendimiento de las naciones basado en sus derechos iguales.
(…) el Presidium del CEIC, no teniendo oportunidad de convocar un Congreso de la IC en situación de guerra mundial, somete la siguiente propuesta a la ratificación por sus secciones:
Disolver la Internacional Comunista como centro directivo del movimiento obrero internacional y relevar a sus secciones de las obligaciones derivadas de los estatutos y decisiones de los Congresos de la IC.
El Presidium del CEIC llama a todos los partidarios de la IC a concentrar sus fuerzas en el más completo apoyo y la más activa participación en la guerra de liberación mantenida por los pueblos y estados de la coalición antihitleriana para la más pronta derrota del enemigo mortal de los trabajadores: el fascismo alemán y sus aliados y vasallos.
Sólo la victoria completa sobre este enemigo rabioso de la humanidad hará posible un nuevo resurgimiento del movimiento obrero, la reconstrucción y la expansión de las conquistas económicas y políticas de la clase obrera, la consolidación de la causa de la libertad y la paz entre las naciones, alcanzando así unas relaciones sociales e internacionales en las que la resurrección del fascismo y la reaparición de sus guerras predatorias sea imposible.

 

 

 

 

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