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Editorial – Jerusalén: Trump desata la ira de los palestinos, la UE y la ONU muestran su hipocresía

El reconocimiento de Donald Trump de Jerusalén como la capital de Israel ha desatado de nuevo el conflicto israelo-palestino. Este reconocimiento ha consistido en cambiar la embajada estadounidense a Jerusalén. Esto, que parece a primera vista una cuestión formal, significa de hecho una declaración de guerra a los palestinos.

Jerusalén quedó partida en dos después de la creación del Estado de Israel en 1948. Palestinos e israelíes compartían un estatuto especial. Los palestinos reclaman el sector oriental de la ciudad, que se lo apropió Israel en la guerra de 1967, como la capital de un futuro Estado independiente. Estas demandas están en el centro del largo conflicto entre israelíes y palestinos.

El anuncio de Trump ha sido un balón de oxígeno para Netanyahu, que tuvo que soportar la protesta de decenas de miles de israelíes el pasado 2 de diciembre pidiendo la dimisión de su gabinete por corrupción. Los palestinos han respondido declarando «el viernes de la ira» con una consecuencia luctuosa: cuatro muertos a manos de las fuerzas militares y policiales de Israel. Trump y el resto de países capitalistas buscan seguir manteniendo sus intereses económicos y geoestratégicos teniendo a Israel de policía en la zona, vital para sus intereses.

Los Estados europeos han abundado en charlatanería vacía ante la decisión de Trump. Protestas hipócritas, pues ellos han apoyado siempre el papel de Israel como gendarme del imperialismo en Oriente Medio.

También quedará en agua de borrajas la reunión del consejo de seguridad de la ONU. De nada han servido las decenas de resoluciones contra la ocupación y colonización de las tierras palestinas. En realidad, lo que les preocupa a los intereses imperialistas de la Unión Europea no es la ocupación de la mitad de Jerusalén por Israel, es la reacción del pueblo palestino y de los países del mundo árabe que le apoyan.