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Grecia: crisis política y chantaje del FMI

Antonis Samaras, primer ministro griego, se ha visto obligado a anunciar elecciones anticipadas para el 25 de enero. La crisis institucional en la que viven es el reflejo de la cólera y de la presión populares crecientes contra el actual gobierno por hacer recaer el peso de la crisis en la espalda de los trabajadores. De media, los salarios han bajado un 25% y el desempleo afecta al 27% de la población.

Las clases populares griegas están cada vez menos dispuestas a aceptar todo esto sin rechistar. Lo han demostrado durante las jornadas de huelga y manifestaciones realizadas tanto en lo público como en lo privado; y el descontento se expresa también con el auge de Syriza, coalición amiga de Podemos, de Pablo Iglesias. Muchos griegos esperan que Syriza, si llega al poder, tome medidas radicales para recuperar el nivel de vida de las capas populares. Pero no está nada claro. Al acercarse al poder, Tsipras busca demostrar su sentido de responsabilidad ante la burguesía. Ya no habla de no pagar la deuda sino de renegociarla.

No obstante, el FMI ha suspendido –de momento- la ayuda financiera a Grecia y las declaraciones de altos responsables europeos, entre ellos Merkel, han ido en el mismo sentido: amenazando a la población griega si “vota mal”. Su primera preocupación es, como siempre, tranquilizar a la gran burguesía capitalista. Y si existe alguna inquietud no es tanto por una posible victoria electoral de Syriza: sus dirigentes ya se apresuran a demostrar su prudencia.

Lo que motiva la preocupación, el breve acceso de pánico de las Bolsas, es la hipótesis de un empuje de la cólera de la población griega que se traduciría, en el plano electoral, por una victoria de Syriza. Pero sobre todo lo que les preocupa es que esta cólera vaya a más. Sería, sin embargo, lo que la arrogancia de estos financieros y de estos políticos manipuladores merecería.