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Estados Unidos: La revuelta de los docentes en Chicago

La casi totalidad de los 26.000 enseñantes de las escuelas públicas de Chicago se pusieron en huelga el lunes 10 de septiembre convocados por su sindicato, el CUT. Están muy decididos a luchar hasta obtener un acuerdo correcto. La última huelga se remonta a hace veinticinco años y duró 19 días.

Las negociaciones para la renovación del convenio de los docentes se desarrollaron desde el mes de noviembre de 2011, sin éxito, por lo tanto el convenio expiró el pasado junio. En realidad el bloqueo se debe a la voluntad del alcalde, Emanuel Rahm, un político cercano a Obama, de hacer aprobar a la fuerza unas pretendidas reformas que son un ataque en toda regla contra la escuela pública, contra los enseñantes y contra los alumnos. Quiere que su ciudad sea la vanguardia en la aplicación de la política de privatización de la educación, ya llevada a cabo por Bush y continuada con más fuerza por Obama.

En realidad todos los medios son buenos para cerrar escuelas públicas y deshacerse de sus docentes. Evaluar a los enseñantes y las escuelas en función del éxito de los alumnos con unos tests estándar es un método privilegiado para hacerlo. Éste es uno de los principales motivos de la huelga pero está lejos de ser el único. Los docentes que han sido despedidos tras los cierres de escuelas tienen muy pocas posibilidades de ser vueltos a llamar “cuando un puesto esté libre” ya que está previsto cerrar todavía cien escuelas públicas y crear en Chicago un sistema escolar público-privado. Los huelguistas rechazan este plan y quieren garantías para los enseñantes despedidos.

So pretexto de que el presupuesto escolar está en números rojos, los docentes sólo cobraron el pasado año el 4% de aumento que se les debía por contrato. Y ahora se les quiere imponer un aumento de la jornada laboral que representa cerca de un 20% de tiempo de trabajo extra. Los aumentos salariales propuestos para los cuatro años del contrato están muy lejos de salir a cuenta.

El que esta huelga sea tan masiva se debe al hecho de que es contra toda esta política de desmantelamiento de la escuela pública. Miles de enseñantes, a menudo junto a padres y alumnos, participan en los piquetes de huelga delante de las escuelas, y de las animadas manifestaciones (las camisetas de color rojo es de rigor) que recorren la ciudad, abucheando profusamente a Rahm que envía a sus tres hijos a la escuela privada y gritándole: “¡no te dejaremos arruinar nuestra escuelas!” “¡ya basta!”, los manifestantes expresan su hartazgo de toda esta política. Esta política es llevada adelante en todo el país, el gobierno federal presiona para que los Estados aceleren esta deriva hacia la privatización y por todas partes hay una verdadera guerra contra los docentes del sector público, a quienes los políticos quieren hacer cargar con la responsabilidad del caos al que ellos han llevado a la enseñanza pública.

En Detroit, por ejemplo, los 4.000 docentes del sistema público fueron despedidos al final del curso escolar y han tenido que esperar todo el verano para saber quién sería vuelto a contratar, para enseñar qué materia y en qué escuela. Dos semanas antes del reinicio del curso, ninguno sabía que destino le esperaba. Inútil decir que las escuelas de Detroit están en una situación penosa, como lo están las escuelas de otras muchas ciudades. Por todas partes escuelas cerradas, cursos suprimidos, aulas cada vez más numerosas, son el pan de cada día de los barrios populares. No hay dinero para la escuela porque los presupuestos escolares han sido y son saqueados para acudir en socorro de los bancos, de las grandes empresas y de los ricos.

La huelga de los docentes de Chicago, que goza de la simpatía de mucha gente mucho más allá de la propia ciudad, plantea evidentemente un problema al cuestionar la política de Obama justo en medio de la campaña electoral para las elecciones presidenciales del próximo noviembre. Así pues las negociaciones intentan poner fin rápidamente a esta huelga, que corre el riesgo de extenderse ya que son muchos y graves los problemas en el conjunto del país. Los huelguistas parecen muy decididos a hacer retroceder realmente al poder. Al denunciar ante todo el país una política verdaderamente criminal hacia la juventud de las clases populares, ya han ganado amplias simpatías entre la población.

por Dominique CHABLIS

Autor: Lutte Ouvrière

Traducción:  F.P.

Fuente: bellacio.org y Kaos en la Red