El gigante francés Suez Environnement acaba, a través de su filial española Agbar, de renovar por 35 años un enorme contrato de distribución de agua para la ciudad de Barcelona y su área metropolitana, que engloba a tres millones de habitantes. La cifra de negocios total de este contrato se estima en 12 mil millones de euros. Suez extiende su poder porque además de la distribución del agua, obtiene, también, en una concesión de 35 años, el saneamiento de las aguas residuales.
Para la población de Barcelona, no es una buena noticia, porque entre 2008 y 2012, cuando la crisis golpeaba duramente a los trabajadores españoles, el precio del agua aumentó en Cataluña un 44%. Y esto no ha acabado: con el nuevo contrato, la tarifa ha sido revisada al alza y deberá aumentar un 25% en los próximos cinco años.
Metiendo la mano en la distribución del agua en todo el mundo, Suez, Veolia y las otras multinacionales han encontrado la gallina de los huevos de oro. Ninguna magia detrás de todo ello, simplemente la oficialización del chantaje.