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Contra el paro, ¡Lucha obrera!

Vemos el mundo que nos presentan a diario los medios, protagonizado por una clase política ajena al paro, a la precariedad y a los numerosos problemas de las familias y clases trabajadoras. Junto a ellos, pendientes de sus beneficios millonarios, giran los del  IBEX 35, las grandes empresas, la banca…  Los medios nos presentan hasta el hartazgo  tan sólo a los políticos con sus juegos de poder, sus intrigas, traiciones, acuerdos y desacuerdos…. Todo un teatro con el telón de fondo de la corrupción generalizada.
Mientras la clase trabajadora sufre el paro, que se ha vuelto crónico, los jóvenes no tienen futuro, nos jubilaremos más tarde y acaso percibiremos una pensión ya reducida. ¿Todavía creemos que algún partido político de los actuales está en condiciones de cambiar realmente las cosas para la clase trabajadora? No, en el panorama político actual a lo más que se podría aspirar es a que unos golpeen menos que otros, y esto –aún- está en relación directa con la economía y la determinación de la clase obrera.
La comodidad en que viven instalados todos estos personajes improductivos se debe única y exclusivamente al trabajo colectivo de la clase trabajadora. Sin la clase obrera no funcionaría nada en la sociedad. Y siempre han existido medios y formas para demostrar el papel tan importante que desempeñan los trabajadores, ante los que creen estar por encima de todo. Un ejemplo de ello son las huelgas.
La economía es verdad que hoy va a favor de los capitalistas porque son ellos quienes mueven todos los resortes, pero el tiempo corre a favor de los trabajadores y es el momento de aprovecharlo. Los trabajadores somos la inmensa mayoría, por mucho que quieran disuadirnos de lo contrario. Entre todos debemos aunar el descontento generalizado, tratar de unir las diferentes luchas que vemos aparecer en cada conflicto en cada empresa.
La división siempre ha servido a los intereses de aquellos que reparten. Esto debe cambiar, empezando por darnos cuenta los trabajadores, que nuestra fuerza para cambiar las cosas está en nuestro número y en que somos los que verdaderamente hacemos funcionar la sociedad; sin la clase obrera todo se paralizaría desde escuelas a hospitales, desde el abastecimiento más simple a la investigación científica. Sólo la unión de nosotros, los trabajadores organizados, podemos derribar esta crisis en favor de un futuro para nosotros mismos y los que vengan detrás.