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Argentina: la derecha gana las elecciones

Mauricio Macri, político de derecha y ex-empresario, acaba de ganar el 22 de noviembre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina, con el 51% de los votos contra el 48% de Daniel Scioli, candidato oficial del peronismo y sucesor de la presidenta Cristina Kirchner.

Esa victoria confirma el resultado de las elecciones generales del mes pasado, en las que una candidata de la agrupación electoral de Macri, María Eugenia Vidal, ganó al candidato peronista por la provincia de Buenos Aires, feudo histórico de los peronistas, gobernada hasta entonces por Scioli.

En las mismas estaba presente la corriente trotskista: su candidatura, el Frente de Izquierda de los Trabajadores, llegó en cuarta posición con cerca de un millón de votos (3,27%). Consiguen así un cuarto diputado, confirmando la influencia de la corriente revolucionaria en ese país.

Es la primera vez que un candidato que no sea peronista o del Partido Radical, los dos partidos históricos de la burguesía, gana unas elecciones presidenciales. Mauricio Macri es heredero de un imperio industrial. Su padre Franco Macri dirige la Socma, grupo capitalista de los sectores de la construcción, industria automóvil, alimentación, correo, reciclaje… en Argentina pero también en Brasil y Uruguay. Del 1999 hasta el 2008, presidió el club de fútbol popular de Buenos Aires, Boca Juniors. Empezó en política en el 2005 posicionándose a la derecha, manteniendo buenas relaciones con los dirigentes más reaccionarios de América Latina.

Desde 2007, como alcalde de Buenos Aires, ha escogido oponerse sistemáticamente a Kirchner. Pero lo que les espera, a él y a su equipo, en el mes de enero, se anuncia difícil de tragar para la población. Del 2003 al 2011, la economía argentina se benefició de un crecimiento en torno a un 8,5%, pero en los últimos ha ralentizado mucho. Además la inflación es fuerte. El peso argentino tiene varias tasas de cambio, con una diferencia de un 40% entre el valor oficial y el valor, mucho menor, en los mercados de cambio no oficiales. Se plantea una devaluación y será un golpe duro en cuanto al poder adquisitivo de las clases populares.

El precedente gobierno también dejó pendiente la cuestión del pago de la deuda a los fondos especulativos, los «fondos buitres» que compraron barato parte de la deuda argentina y consiguieron juicios para que el Estado argentino se la pagase por un precio extravagante. Macri ha anunciado ya que va a negociar con los fondos buitres, lo que deja entender que pagará.

Los peronistas llevaron su campaña explicando que con Macri iban a volver los años de Menem, un peronista que en los años 90 defendió exclusivamente a la patronal, desmanteló las empresas públicas, disparando el paro y abriendo el paso hacia la quiebra del 2001. Elegido, Macri quiso dirigir algunas palabras para tranquilizar a las clases populares. En cualquier caso, los trabajadores tienen que prepararse para defenderse.