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Ante la crisis, los objetivos inmediatos de Voz Obrera: un plan de urgencia en defensa de la clase trabajadora y de las clases populares

Todos estamos viviendo y sufriendo una crisis económica catastrófica. Pero realmente el sistema capitalista vive desde los años 70 del pasado siglo – la llamada crisis del petróleo – un periodo de estancamiento y de bajo crecimiento con periodos de recesión, que dio por finalizada la expansión económica provocada por la masacre y destrucción de la Segunda Guerra Mundial. Si durante algunos años, hubo un crecimiento económico, que en España dio lugar en estos últimos años, a lo que se llama burbuja inmobiliaria, fue un espejismo que se ha roto en mil pedazos.

Los que creyeron que la caída de la URSS validaba el capitalismo recogen ahora los pedazos de esa ilusión. Por todos lados vemos el sufrimiento que engendra este sistema irracional de organizar la sociedad: el capitalismo.

El mercado de capitales es mundial desde hace mucho tiempo, inclusive si, desde hace unos veinte años, esta «mundialización» o «globalización», como se dice hoy, se ha acentuado. Es la evolución espontánea del capitalismo hacia la generalización del capital financiero, en detrimento del capital productivo, de la especulación en detrimento de las inversiones. Lenin ya describía este fenómeno a principios de siglo.

Pero este mercado mundial a pesar de esa globalización sigue sin satisfacer, hoy como ayer, las necesidades de los pueblos. El llamado Tercer Mundo sigue siempre subdesarrollado y sus habitantes hundidos en la miseria. Pero incluso en los países desarrollados, como los europeos, la miseria progresa.

En primer lugar porque el capitalismo sólo produce para realizar negocios y obtener ganancias y para eso se necesitan consumidores que tengan necesidad de lo que se ha producido, pero irremediablemente que puedan pagar. Es decir, necesita un mercado solvente. Lo que determina la producción no son las necesidades de la población sino el beneficio, el dinero. Al mismo tiempo que ha empobrecido los trabajadores, la crisis ha enriquecido a las clases ricas, la burguesía. Es particularmente visible desde hace varios años que las grandes empresas realizan ganancias considerables y que el precio de las acciones alcanzan cimas en todas las bolsas del mundo.

Y en esta sociedad donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, no sólo la diferencia entre ellos se acrecienta, sino que la desocupación y la miseria se instalan de forma permanente. Por una parte, los propietarios de las grandes empresas y de las principales riquezas poseen y dirigen toda la sociedad independientemente del sufragio universal, y por otra parte, los asalariados, los trabajadores, no poseen más que su trabajo, su inteligencia y habilidad, y son dependientes de un sistema económico que no controlan. Si en un momento dado los asalariados, independientemente de su calificación profesional, quedan sin trabajo, lo pierden todo.

1. APERTURA DE LA CONTABILIDAD DE LAS GRANDES EMPRESAS

Ante esta situación, los trabajadores, las clases populares, los desocupados, no podrán seguir pasivos, sin reaccionar. La indignación y rabia del mundo del trabajo no dejará de estallar un día u otro, en una explosión social generalizada. Pero si grandes luchas sociales tienen lugar, como es probable, deben tener como objetivo un cambio radical en la correlación de fuerzas entre los trabajadores y la patronal. Si no sería, una vez más, luchar en vano. Incluso las grandes luchas revolucionarias como la Comuna asturiana de 1934 y la revolución social del 19 de julio de 1936 o las grandes movilizaciones de junio 36 y mayo de 1968 en Francia, Checoslovaquia, México, EEUU, etc., no han cambiado fundamentalmente el destino de las clases trabajadoras. Por supuesto, la patronal y toda la burguesía enloqueció por la amplitud de esos movimientos, y el miedo se apoderó de sus filas e hizo que utilizara todo el aparato de Estado para reprimir y asesinar a millones de trabajadores. Si después de la Segunda Guerra Mundial hizo concesiones no desdeñables, en absoluto concedió nada que haya podido modificar realmente y significativamente la correlación de fuerzas entre los trabajadores y la gran patronal; tanto en el terreno económico como en el social. Cabe decir que los gobiernos de entonces ayudaron mucho a la patronal así como las direcciones de las organizaciones sindicales que temían, tanto como la patronal, a los trabajadores en lucha.

Control obrero de las empresas. Investigación pública de las grandes empresas por los trabajadores y la sociedad

Por eso un punto esencial del programa de Voz Obrera es defender la idea de que los asalariados, los trabajadores y la población en general, deben tener los medios de controlar e investigar el funcionamiento de las grandes empresas. Para ello, es necesario eliminar el secreto comercial y bancario. Es decir, que la contabilidad de esas empresas no estén ocultas, que sean accesibles a todos, que sean públicas. Que se vea lo que pagan y a quién. Lo que pagan en salarios, sus beneficios reales, lo que acumulan. A qué y a quiénes sirven sus beneficios: a mejorar las condiciones de trabajo, a aumentar la producción, a pagar mejores salarios, o a comprar otras empresas para venderlas de nuevo después de haberlas «rentabilizado» mediante EREs y despidos, o a comprar políticos.

Todos los escándalos, más o menos recientes, han mostrado que muchos políticos, son pagados y comprados por las grandes sociedades que viven de los pedidos del Estado o de las colectividades locales. Y todos sabemos que los dirigentes políticos — José María Aznar, Felipe González etc. – terminan dirigiendo o en puestos de las grandes empresas, bancos o instituciones internacionales del capital.

Las más grandes compañías obtienen beneficios enormes con los cuales compran, aquí como en el extranjero, diputados, alcaldes de grandes ciudades, ministros. Los casos de corrupción política están al orden del día.

Nos dicen que vivimos en un «régimen democrático», pero la mayor parte del poder, tanto económico como político, pertenece a los grandes grupos financieros y este poder es clandestino y sin control ya que la circulación del dinero es ocultada.

Para que no sean siempre los mismos que paguen la crisis, es necesario investigar y ver los verdaderos circuitos del dinero. Es necesario que todo lo que transita por los bancos, las grandes empresas, la patronal o los políticos, sea público y esté bajo el control de los trabajadores y de la población.

Hoy en día, incluso un juez no puede saber inmediatamente en cuántos bancos tal financiero o tal político tiene cuentas, personalmente o por testaferros. En cambio, los empleados de banco podrían saberlo y hacerlo saber. En una empresa, los empleados o los obreros pueden ejercer este control si se impone la eliminación del secreto comercial para ver el correo comercial, las cuentas, las entradas de materias primas y las salidas de los productos manufacturados y mercancías. También permitiría saber para quienes trabajan realmente. Hoy en día, cada uno sólo conoce una parte de la realidad, la que corresponde a su empresa o sector. Pero si cada uno hace público todo lo que sabe, permitiría conocer todas las ramificaciones de esta realidad. ¿Eso seria el reino de la delación? ¡No, sería al contrarío, el reino de la transparencia y no hay libertad sin el acceso a toda información!

Y además, ¿delación para con quién? Los asalariados no tienen nada que esconder. Cuando un gran empresario quiere conocer los ingresos de uno cualquiera de sus miles de empleados, le basta dirigirse a su dirección de personal. ¿Por qué los trabajadores no podrían hacer lo mismo para conocer los ingresos de su patrón?

Esta transparencia financiera es indispensable. Es ahí donde se podrá ver que la crisis, el paro, la miseria, la pobreza, las malas viviendas, los bajos salarios, la disminución de la calidad de la asistencia médica vinculada, los recortes sociales, todo esto proviene del desfalco del dinero de todos los trabajadores en provecho de una minoría.

El derecho de fiscalización y de control de los trabajadores y de la -población sobre toda la economía, no es una ilusión utópica. Es posible y es una necesidad si no queremos ser víctimas de una crisis engendrada por el sistema y que sólo puede agravarse hasta reducimos al nivel de vida de las poblaciones de los países pobres del Tercer Mundo.

2. PROHIBICIÓN DE LOS DESPIDOS BAJO PENA DE EXPROPIACIÓN SIN INDEMNIZACIÓN

Nuestro programa de urgencia es el de expropiar todas las grandes empresas que despiden. No se trata que el Estado indemnice generosamente a los propietarios, como han hecho históricamente los gobiernos españoles. Recordemos Hunosa, Astilleros, etc. bajo el franquismo, el Banesto, Argentarla con Felipe González o actualmente Bankia con Mariano Rajoy. Estas nacionalizaciones endeudaron al Estado y salvamos a las empresas con dinero público para devolverlas a otros capitalistas saneadas y a buen precio. Es necesario expropiar sin indemnización, ni rescate. Los propietarios de estas empresas — Telefónica, Tabacalera por ejemplo – han ganado millones y millones durante años con el trabajo de sus asalariados y en detrimento de los consumidores y de los contribuyentes, diez veces, veinte, cincuenta veces, el valor de sus empresas. Podemos expropiarlas sin escrúpulos, no les debemos nada al contrario. Muchas de ellas eran estatales y fueron vendidas a precio de saldo para enriquecimiento de la oligarquía. Y sería necesario que volvieran ser públicas expropiándolas sin indemnización.

3. CONTRA EL DESEMPLEO HAY QUE REPARTIR EL TRABAJO SIN BAJAR LOS SALARIOS

En nuestro país se ha incrementado el número de desempleados como nunca, los comedores sociales de Cáritas atienden a millones de personas. Según el indicador europeo AROPE que ha utilizado el INE, en 2013 aumentó la pobreza y el riesgo de exclusión social al 27,3% de la población. Siendo el umbral de la pobreza 8140 € anuales, para una persona, 17.040 para familias de dos adultos y dos menores. Lo mismo ha pasado en los países de la UE donde existen ya 84 millones de pobres. De tal manera ha aumentado la pobreza que es comparable la miseria actual de España a la época de la «posguerra», según las declaraciones de responsables de la institución religiosa.

Nunca en el capitalismo ha habido pleno empleo. Incluso en momentos de expansión económica después de hecatombes bélicas nunca ha desaparecido el paro obrero totalmente. Los mismos economistas burgueses hablan del pleno empleo cuando hay alrededor del 5% de desempleo. Y esta situación no es casualidad en el capitalismo. En este sistema económico el desempleo es necesario. No puede existir capitalismo sin paro. El motivo es de supervivencia de los capitalistas y sus ganancias. El capital necesita explotar a los asalariados pagando siempre lo menos posible para la reproducción y mantenimiento de la mano de obra. Así toda la producción superior al valor del salario, la plusvalía, es su ganancia al realizarlas. Por ello, necesita siempre de un colchón de parados permanente, el ejército industrial de reserva que le llamó Marx, para bajar los salarios y presionar a los que trabajan aumentando la competencia entre los trabajadores.

Y para combatir el desempleo desde las necesidades sociales hay simplemente que repartir el trabajo entre todos. ¿Algo complicado? En absoluto y rápido con los medios técnicos de hoy en día. Además de sencillo. El paro se situó en 5.273.600 a principios de años según el INE. El número de ocupados se situó en 17.807.500. El número de activos es de 23.081.200 personas. Haciendo números redondos y suponiendo la semana de 40 horas tendríamos que los ocupados acumulan 712 millones de horas semanales. Si dividimos estas horas entre todos, es decir los activos, 23,08 millones tendríamos 30,84 horas semanales por cada persona en edad de trabajar, es decir por cada persona activa. ¡Y encima con una semana de 30 horas todos trabajaríamos! Solo quedaría, sector por sector, repartir a los trabajadores.

Puede que digan que es una locura, que de dónde se va a sacar el dinero para pagar los salarios sin bajarlos. Nosotros respondemos: de los capitalistas y sus beneficios. Según el INE, el PIB en España es de aproximadamente 1 billón de euros (1.000.000.000.000 €). La renta de los asalariados solo se llevó el 46% del PIB de 2011. Y en un cambio también histórico, la porción de las rentas empresariales en el PIB fue por primera vez mayor, un 46,2%. Es decir que con la crisis los capitalistas, una minoría, se llevan más que más 17 millones de asalariados. El resto un 7,8% del PIB son impuestos que se lleva el Estado para pagar los servicios públicos, educación, sanidad etc.

Si repartimos todo lo producido en un año, es decir el billón de euros que es el PIB, entre la población activa, es decir toda persona en edad de trabajar, incluidos a los empresarios, tendríamos un salario bruto para todos de 43.327,55 € al año. ¿No estaría mal verdad? Si todos pagáramos de impuesto el 20% de ese salario bruto, unos 8.600€ serían unos 200 mil millones para pagar la sanidad, educación… ¡de sobra!

La eliminación del paro de los trabajadores no es un problema técnico, es un problema social y político generado en una sociedad capitalista donde una minoría se apropia del trabajo de la mayoría. El desempleo no es más que una herramienta en manos del patrón para mantener sus ganancias, bajar los salarios y regular en épocas de crisis la economía a costa de los trabajadores. Es parte de la lucha de clases de una guerra social entre capitalistas y trabajadores, entre explotadores y explotados.

Sí, estamos inmersos en una guerra social donde una oligarquía financiera y empresarial de unas 1500 personas se enriquecen a costa del sufrimiento y explotación de millones. Son 200 familias las que dominan la bolsa española. Y todos conocemos sus nombres: Emilio Botín, March, Cayetana de Alba, Albertos, Entrecanales, Florentino Pérez, Del Pino, Amancio Ortega etc.

4. EXPROPIACIÓN DEL SISTEMA FINANCIERO, SIN INDEMNIZACIÓN Y CREACIÓN DE UN BANCO PÚBLICO POR EL ESTADO, CONTROLADO POR LOS TRABAJADORES Y LA SOCIEDAD

El sistema financiero es la sangre de la economía capitalista. Sin embargo las finanzas se han vuelto parasitarias. Como piojos chupan los beneficios del sistema productivo, especulando.

Actualmente especulan con las deudas soberanas del Estado, haciendo incluso quebrar a los Estados para a través de los recortes obtener intereses usurarios. Es necesario que el dinero y el crédito sirva a la comunidad y no a los especuladores, banqueros y grandes empresarios. Es el beneficio, el lucro máximo la enfermedad que nos lleva a la crisis. Es además dinero de todos, ahorro de todos, que utilizan para ganar dinero y estafar a la población. Esta crisis es además un robo social a través del Estado que está a su servicio.

Un banco público con las grandes empresas de los sectores productivos públicas, podrían funcionar y ser administradas por el Estado, pero bajo el control de los trabajadores y de la población, para servir realmente a la colectividad. Es fundamental que al nacionalizarlas se pongan bajo el control de los trabajadores.

Hasta ahora en Europa cuando se han nacionalizado empresas no se han puesto los bancos y las compañías de seguros, incluso nacionalizados, al servicio de la colectividad. Un Estado de trabajadores bajo el control real de la colectividad podría intervenir mucho más en la economía para regularizar la producción, para procurar por ejemplo que no se produzcan millones de viviendas que ya no se venden mientras que la población no puede comprarlas, ni disponer de alquileres baratos. Expropiar el sistema financiero es la herramienta necesaria para planificar, producir de acuerdo a nuestras necesidades, eliminar el paro y no para ganar dinero a costa de los pobres y trabajadores.

5. LA ABOLICIÓN DE LA PROPIEDAD PRIVADA DEL SUELO EN GENERAL Y DECLARAR PATRIMONIO PÚBLICO TODA LA TIERRA DE CULTIVO Y GRANDES PROPIEDADES, EL SUELO URBANO E INDUSTRIAL

6. EXPROPIACIÓN DE LAS VIVIENDAS EN MANOS DE LOS BANCOS Y CREACIÓN DE UN PARQUE PÚBLICO DE ALQUILER A BAJO PRECIO. REPARTO DE LAS VIVIENDAS VACÍAS ENTRE LAS PERSONAS QUE LA NECESITAN

Para resolver el problema de la vivienda o del latifundismo, es necesario eliminar la tierra como mercancía. Al igual que el aire, el agua y la tierra debe ser patrimonio de todo el pueblo trabajador. La crisis ha mostrado la locura de este sistema económico que ha creado 3 millones de viviendas que están vacías mientras que millones de personas sufren los desahucios, alquileres altísimos o hipotecas a intereses usurarios. De hecho los bancos se han convertido en las mayores inmobiliarias del país. Bankia por ejemplo, es uno de los mayores propietarios de viviendas y para resolver este problema hay que expropiar la banca y poner todo este patrimonio al servicio de la población, creando un parque público de viviendas. Pero sólo la abolición de la propiedad privada del suelo en general y declarar patrimonio público toda la tierra de cultivo y expropiación de las grandes propiedades latifundistas, con todos los edificios, maquinaria de agrícolas y demás accesorios es la solución que puede resolver el problema del paro endémico del campo y la de la vivienda.

7. PRODUCIR PARA SATISFACER LAS NECESIDADES DE TODA LA COLECTIVIDAD Y NO PARA UNA MINORÍA DE CAPITALISTAS Y ESPECULADORES

En muchos sectores económicos, es posible producir para la colectividad sin objetivos lucrativos. Por cierto, no se puede producir con pérdidas durante mucho tiempo. Pero los beneficios hechos hoy en día son enormes y, si se los suprimiera y revirtieran a la colectividad, nos daríamos cuenta que todo lo que se produce resulta mucho más barato que lo que se compra.

Se podría producir en función de las necesidades de la colectividad y de los individuos, y no sólo en función de su solvencia. Incluso se podría poner a disposición ciertos servicios casi gratuitos como el alojamiento, el gas, la electricidad o los transportes colectivos.

La salud ya es casi gratuita, así como la educación, aunque se ataca y se amputa cada vez más hoy en día la gratuidad de estas conquistas populares. Las carreteras son gratuitas ¿por qué no lo serían las autopistas y el tren? El aire que respiramos todavía lo es. ¿Cuánto tiempo pasará -al ritmo en que van las cosas-, para hacemos pagar su descontaminación? ¿Pero por qué el agua potable no lo es o las viviendas? ¡Sí ! Suprimiendo los beneficios de la gran patronal y su dominio sobre las grandes empresas, la colectividad podría suministrar 
gratuitamente, o a un precio bajísimo, muchos productos básicos de la vida al conjunto de la población.

8. CONTROL SOBRE LA POLÍTICA DE LOS ELEGIDOS: REVOCABILIDAD DE TODOS LOS CARGOS PÚBLICOS

En el programa de Voz Obrera, también luchamos por la revocabilidad de los elegidos. Elegimos concejales y los alcaldes, los diputados al parlamento por cuatro años. Y si, al día siguiente de su elección dejan de lado sus promesas electorales, si hacen lo contrario de lo que han prometido, los electores no pueden decir nada durante años. El único medio para obtener que un elegido cumpla su palabra, es que haya medios de control permanente de la población sobre su política y que los que lo han elegido puedan revocarlos.

Los trabajadores y la población no tienen casi ningún derecho sobre la gestión de las autonomías, sobre el funcionamiento económico de los municipios, sobre todo los grandes. Los elegidos deberían justificar, permanentemente, aquellos de sus actos que conciernen la vida pública.

Monarquía o República: el fondo de la cuestión

En nuestro país al contrario que en los países republicanos europeos existe la monarquía impuesta por el régimen franquista. Naturalmente entre monarquía y república preferimos la última. Pero no creamos ilusiones en la población trabajadora de un cambio social, económico o político real con una república. Porque la sociedad capitalista organiza el Estado para mantener el poder de los grandes banqueros empresarios y la burguesía en general.

Hoy día no existe grandes diferencias entre una república como la francesa y la monarquía Juancarlista, aparte de la formalidad de la elección del jefe del Estado. Por ello si en el futuro se pusiera sobre el tapete república o monarquía, apoyaríamos la III República española, pero siempre teniendo en cuenta el fondo social del problema y que como comunistas nuestro objetivo, ya desarrollado en el Manifiesto Comunista de 1848, es “la constitución de los proletarios en clase, derrocamiento de la dominación burguesa, conquista del poder político por el proletariado.”

La forma política envuelve la sociedad capitalista de clases y avanzar hacía el comunismo significa que la conciencia de clase del proletariado impone un contenido social a las formas políticas de Estado que implicaría la expropiación de la propiedad de la burguesía y nuestra tarea siempre sería “inculcar a los obreros la más clara conciencia del antagonismo hostil que existe entre la burguesía y el proletariado.”

Los que ahora en España defienden la república, defienden una república burguesa heredera de la Segunda República y su bandera tricolor representa, en sus colores, a la nación en sus clases sociales unidas.

Voz Obrera siempre pondríamos el fondo social de clase de la sociedad por encima de la forma electoral o de Estado, y defenderíamos como explicaban Marx y Engels en el Manifiesto: “los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente. En todos estos movimientos, ponen en primer término, como aspecto fundamental, la cuestión de la propiedad.”

EL PARTIDO QUE QUEREMOS CONSTRUIR

No hay hoy en día un gran partido que defienda realmente los intereses políticos de los explotados, es decir los trabajadores de todas las categorías desde el jornalero hasta el médico, los desocupados, los jóvenes sin empleo, los jubilados e incluso artesanos y pequeños comerciantes explotados por los bancos o los grandes distribuidores, así como lo son la mayoría de los pequeños campesinos por los trust agro-alimentarios. El PSOE se ha cambiado en partido de gobierno al servicio de los intereses generales de la gran patronal. E Izquierda Unida, se ha convertido, en muchos casos, en el ámbito regional y local en cómplice de la política de la derecha y de los socialistas.

Para ser un partido que represente a los explotados, capaz de tener la influencia necesaria en la vida política para defender sus intereses, se necesitarían miles de mujeres y hombres en todos los lugares donde viven o trabajan la población trabajadora. Se estaría en contacto con los problemas diarios de la gente en las empresas como en los barrios populares. Evidentemente es una cuestión de cantidad, porque es una cuestión de vínculos con el conjunto de la población trabajadora, de la cual un sector numeroso de ésta, debe formar parte integrante de tal partido.

Un partido debe de poder hacer suyas las aspiraciones de la población trabajadora en toda su diversidad, de manera que pueda expresarse y, cuando las circunstancias son favorables, imponerlas. En los barrios populares donde la población está enfrentada día tras día a problemas como la expulsión de una familia de su vivienda, el deterioro de las condiciones de enseñanza de la escuela primaria e institutos, las actitudes racistas de cierta gente y, sobre todo, las de una parte de la policía… la propaganda reaccionaria de derecha, los despidos en las empresas de la ciudad o el supermercado del barrio etc., hay que realizar y ayudar a organizar la lucha contra esta situación.

Para esta tarea se necesitan un gran número de mujeres y de hombres dispuestos a defender la misma política y, si llega el caso, a intervenir del punto de vista de los intereses de la colectividad. Voz Obrera no tiene esta riqueza numérica en mujeres, y hombres, en jóvenes que necesitaría tal partido. Por eso nosotros decimos simplemente “asociación libre” de militantes que actúan para que tal partido exista. Pero nos proponemos la tarea expuesta en el párrafo anterior: luchar para imponer las soluciones de justicia, apoyar y defender a los trabajadores y proponer objetivos y reivindicaciones que hagan colectiva y general la lucha, para aumentar la conciencia de clase. En este sentido buscará una alternativa trabajadora, un frente único con los trabajadores en lucha y con las organizaciones trabajadoras que busquen en la movilización social y con un programa obrero el cambio social y político a favor del pueblo trabajador.

La crisis actual empobrece cada vez más el mundo del trabajo y habrá seguramente explosiones sociales. Pero sólo un partido capaz de unificar las luchas, de darles los objetivos políticos comunes que sean realmente la expresión de las necesidades de los trabajadores, de los explotados y de la población en general, permitirá lograr victorias que tengan porvenir. Un verdadero partido capaz de defender los explotados debe estar presente en todos los lugares, en todos los barrios, en todas las oficinas y en todas las empresas. Debe tener ahí por lo menos militantes que expresan sus aspiraciones, las ideas de la población o que dan el soporte y el sostén necesario para sus acciones o propaganda. Es decir, decenas de miles de militantes, de simpatizantes, de corresponsales, donde cada cual hace lo que puede, según sus posibilidades y sus medios, pero defiende la misma política y las mismas ideas.

Pensamos que ese partido de trabajadores se conformará con nuestra tendencia y otras, que confluirán en la lucha y movilización obrera, y también de militantes individuales o colectivos que combaten por cambiar la sociedad. Tal partido es indispensable para que los explotados tengan un control sobre la sociedad que los oprime y los explota, un control sobre la economía y un control sobre el Estado, porque no basta votar una vez cada cuatro años para tener este control.