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Afganistán: retorno de la lapidación

Los dirigentes imperialistas habían justificado su presencia en la necesidad de establecer un régimen democrático que respetase especialmente los derechos de las mujeres.

Una lapidación en Afganistán

En un comunicado hecho público el 25 de noviembre, la organización Human Rights Watch denuncia el proyecto del gobierno afgano  de reintroducir la lapidación para castigar el adulterio. Según los documentos a los cuales ha tenido acceso, una cláusula prevería la lapidación “hasta la muerte si las personas adulteras están casadas”, lapidación que se desarrollaría en público. “Si las personas no están casadas”, la propuesta prevé en su lugar administrar “100 latigazos”.

Un responsable del ministerio de Justicia afgano ha confirmado la información, precisando que “el ministerio, así como  otras instituciones judiciales afganas trabajan en un ley para sancionar el adulterio, el robo y el consumo de alcohol, de acuerdo con la sharia, la ley islámica”, la ONU y los Estados Unidos, no han expresado ningún comentario hasta la fecha.

La lapidación por adulterio fue aplicada bajo el régimen de los Talibanes, los integristas islámicos en el poder en Afganistán  entre 1996  y 2001, y las mujeres fueron víctimas de esta salvaje medida. Tras la intervención militar en 2001 para derribar a los talibanes, los dirigentes de las potencias imperialistas habían justificado el mantenimiento de su presencia en la necesidad de establecer un régimen democrático que respetase especialmente los derechos de las mujeres. Ya vemos cómo se respetan doce años después: el régimen establecido por los norteamericanos, bajo la dirección de Hamid  Karzat, es tan reaccionario  como los Talibanes, con los cuales además está buscando un acuerdo.

Pero entretanto, la población afgana ha sufrido la ocupación militar de las grandes potencias, los bombardeos y las destrucciones provocadas por la guerra. Y en lugar de servir para desarrollar el país, las decenas de miles de millones de dólares han sido despilfarrados en material militar y en comprar la alianza de los jefes locales, comenzando por el jefe del Estado actual.

La barbarie que sufre la población afgana es también la del imperialismo.

Traducción de un artículo de Lutte Ouvrière por F. P.