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1939-1942: el campo de Les Milles, cuando la IIIª República francesa internaba a los opositores al régimen nazi

El silencio ha rodeado durante mucho tiempo la existencia del campo de Les Milles donde, en 1939, un régimen presuntamente democrático internó a opositores al nazismo y donde la policía de Vichy a continuación hizo ella sola el trabajo sucio que ni siquiera exigía el ocupante.

El 12 de septiembre fue inaugurado el Memorial del campo de Les Milles cerca de Aix en Provence. Esta antigua fábrica de ladrillos, cerrada en 1938, fue una de los  doscientos campos de detención instalados en territorio francés durante la Segunda Guerra Mundial, y el único que se ha conservado en buen estado.  Estuvo en servicio desde septiembre de 1939 a septiembre de 1942, fue primero un campo de internamiento para los extranjeros “indeseables” – la mayoría, opositores al régimen nazi obligados a huir de Alemania- luego un campo de tránsito, antes de servir de base de deportación hacia los campos de concentración o de exterminio nazi.

De septiembre de 1939 a abril de 1940

En septiembre de 1939, todavía subsiste la IIIª República, con su divisa de “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. Lo que no impide al gobierno Daladier, en el momento de la declaración de guerra a Alemania, abrir campos para internar, según una circular del ministerio del Interior, “a los extranjeros y los apátridas sospechosos, peligrosos o indeseables”. Y de esta manera alemanes, austriacos y checos que mayoritariamente habían huido del régimen nazi donde su oposición a la dictadura equivalía a una condena a muerte, se encontraron encerrados con el aberrante pretexto de que se corría el riesgo de que perteneciesen a la quinta columna, es decir, ¡a los elementos infiltrados por el servicio de espionaje nazi!   De hecho, según el escritor Lion Feuchtwanger, que relata las condiciones de su internamiento en el campo de Les Milles en “El Diablo en Francia”, «  las autoridades competentes sabían perfectamente que los espías y los saboteadores, los amigos de los nazi, los jefes de la quinta columna se encontraban en todas partes menos entre nosotros. Se nos encarceló con el único objetivo de impresionar a la población. Se quería desviar la atención de los franceses de aquellos que en realidad,  tenían la responsabilidad de los fracasos pero que eran intocables.”

Muchos detenidos de Les Milles formaban parte de la intelectualidad alemana antinazi que vivía en zona sudeste de Francia: escritores como Lion Feuchtwanger, Manés Sperber o Golo Mann, pintores, como Max Ernst o Robert Liebknecht, el hijo del revolucionario, músicos, etc. Pero había también obreros del Sarre que habían tomado partido por Francia cuando el plebiscito sobre la anexión del Sarre a Alemania en 1935, o de judíos expulsados de varios landers alemanes.

Las condiciones de existencia eran infames. Nada estaba previsto, la suciedad y el desorden dominaban. Los detenidos eran amontonados en el primer piso de la fábrica de ladrillos, cada uno disponía de un espacio  de 70 cm de largo, durmiendo en el mismo suelo entre el polvo y los restos de la tejas, con un poco de paja para aislarse de la suciedad.  No había un solo punto de agua potable para una población que iba a superar las 3.000 personas, la promiscuidad y una higiene deplorable provocaban muchos casos de disentería. Los internados eran además obligados a trabajos absurdos, aunque fueran agotadores, tales como transportar ladrillos de un lugar a otro, para volverlos a cambiar al día siguiente al mismo punto de partida, con el único objetivo de tenerlos ocupados…

Del campo llamado de transito (1940-1942)…

El campo fue cerrado en febrero de 1940, una parte de los 250 detenidos fueron liberados mientras que los otros fueron trasladados a otro campo. Reabierto en mayo, durante la invasión del país por las tropas alemanas, se convirtió entonces en un campo de transito a la espera de una “clasificación” distinguiendo a los enemigos de los nazis, para permitirles obtener salvoconductos y visados para emigrar- clasificación que no tuvo lugar nunca, la inercia de las autoridades y sobre todo la desorganización total de la administración volvió toda gestión imposible.

El campo estaba bajo la autoridad de los militares. Su vigilancia, asegurada por soldados movilizados, no tenía nada de represivo, los permisos de salida habían sido acordados en el primer periodo, y varios militares responsables del campo de Les Milles intentaron ayudar a los detenidos a abandonarlo. Porque, junto a las condiciones de detención que empeoraban con la sobrepoblación, se añadía la angustia, para los opositores al régimen nazi hacinados en la fábrica de ladrillos, de ser capturados por las tropas alemanas, lo que equivalía a una condena a muerte.

Frente al “muro de papel” al que se enfrentaban los detenidos y que les impedía abandonar Francia,  por iniciativa de organizaciones humanitarias se crearon redes de evasión. El propio comandante del campo puso un tren a disposición de los presos para  permitirles pasar a España. Dos mil de ellos tomaron este “tren fantasma”: salió el 20 de julio de Les Milles, llegó a Bayona una semana más tarde… para dar media vuelta. Los detenidos fueron entonces reunidos en un campo improvisado en Saint Nicolas, cerca de Nîmes, antes de volver a Les Milles.

Aunque el campo en el que estaban en Saint Nicolas estaba rodeado de alambradas, los guardias cerraban los ojos cuando los presos pasaban por debajo para buscar un medio de abandonar el país o simplemente dar una vuelta para bañarse. Pero no iban demasiado lejos: con la instauración del régimen de Vichy, toda Francia, incluso la zona no ocupada en la que se encontraban, se convirtió en una prisión. Sin salvoconductos, corrían el riesgo de ser detenidos  en todo momento por la policía o los guardias y enviados a las autoridades alemanas. ¡Lo paradójico de la situación era que se corrían menos riesgos en los campos de Saint Nicolas o de Les Milles!

En el tratado de armisticio firmado por Pétain el 19 de julio de 1940, el artículo 19 estipulaba que el gobierno de Vichy se comprometía a entregar a los vencedores a todos los emigrados alemanes y austriacos que se encontrasen en su territorio. Y fue mucho más lejos al sumar en este compromiso a los residentes de la zona no ocupada del sur de Francia.

… al campo de internamiento antes de la deportación

En octubre de 1940, la administración del campo de Les Milles pasó a control directo del ministerio del Interior y las condiciones de detención se endurecieron. Tras las leyes raciales y antisemitas promulgadas a partir de octubre de 1940, los efectivos del campo aumentaron con la afluencia de judíos víctimas de las redadas y encarcelados en Les Milles. Y en 1942 la policía de Vichy fue incluso más lejos de las ordenes de los ocupantes, organizando convoyes de deportados hacia los campos de exterminio nazis.

En total, entre agosto y septiembre de 1942, cinco convoyes fueron formados saliendo de Les Milles hasta el campo de Drancy, reagrupando en total más de dos mil hombres, mujeres y niños, enseguida dirigidos hacia Auschwitz para ser allí asesinados en las cámaras de gas.

Tras el último convoy, el 19 de septiembre de 1942, el campo fue poco a poco vaciado, los últimos detenidos fueron dispersados en otros campos, hasta su cierre en marzo de 1943. Después de la guerra y hasta 2002, la fábrica de ladrillos retomó su actividad como si nada hubiera pasado.

Si el campo de Drancy ha sido denunciado como un ejemplo de la barbarie nazi con la complicidad activa de la policía francesa, el silencio ha rodeado durante mucho tiempo la existencia del campo de Les Milles donde, en 1939, un régimen presuntamente democrático internó a opositores al nazismo y donde la policía de Vichy a continuación hizo ella sola el trabajo  sucio  que ni siquiera exigía el ocupante.

por Marianne LAMIRAL

Autor: Lutte Ouvrière

Traducción: F.P.

tomado de Kaos en la Red